miércoles, 3 de mayo de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ, NUESTRA BANDERA

 "...Le dice Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré".
                                               Juan 14 6-14
       Todos queremos saber el camino para ir al mejor lugar.- Y ¿cuál es ese "mejor lugar"? La Casa del Padre.¿O no? ¿En dónde podremos esta mejor que en el hogar de un Padre-Madre que no hace otra cosa más que pechicharnos, amarnos y estar pendiente de nosotros para que no nos falte lo más mínimo? Y Jesús es el camino más fácil para llegar allí. Con mayor claridad no nos lo puede decir: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí". ¿Será que nos queda alguna duda? ¿Será que, como Felipe, seguimos pidiéndole que nos muestre al Padre, después de ver y de conocer las incontables maravillas que respaldan su testimonio? ¿Es que hay alguien más u otra cosa en la que podamos creer de verdad? Yo, sinceramente, creo que no. Nadie más nos es eternamente fiel, nadie más perdona siempre nuestras infidelidades con el don infinito de su misericordia, nadie más es capaz de resolver nuestros problemas y nuestras inquietudes y de saciar nuestra sed y nuestra hambre de infinito. Entonces, ¿qué nos pasa? Entendamos de una vez que, lo que el mundo nos ofrece a manos llenas, no es más que paja que se lleva el viento, que es efímero y que dura lo que la llama de una vela en una tempestad. Y vamos por todo: el agua que no se acaba, la luz que no se apaga y la vida que dura para siempre.
Propósito: Hoy repetiré mi petición: ¡Señor, aumenta mi fe y ayuda a mi incredulidad!
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                           Miércoles. Mayo 3 de 2017
J. RUIZ

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