martes, 12 de julio de 2011

Reflexiones, oh Jesus....

 "...Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga! Los discípulos se acercaron y le dijeron: ¿Por qué les hablas por medio de parábolas? El les respondió: A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno.”

                                              Mateo 13, 1-23


      Jesús nos enseña que el fruto de la Palabra de Dios, que El generosa y gratuitamente, valiéndose de muchas maneras - un amigo, una lectura, alguna predicación - pone a nuestra disposición, depende, para dar el mejor rendimiento en su fructificación, de la disposición moral de cada uno de nosotros. La semilla del amor que Jesús, el amoroso Sembrador, quiere depositar en nuestros corazones, necesita la preparación y el mantenimiento de la buena tierra para poder florecer y dar frutos al treinta, y hasta al ciento por uno. No debemos ahogar la plantita, una vez nacida, con el apego excesivo a las cosas materiales y superfluas, a los lujos y a las vanidades. Por el contrario debemos abonarla y regarla con nuestras oraciones y con las buenas acciones que en favor de otros podamos hacer, y así obtendremos el mayor rendimiento en la cosecha de los frutos que son la manifestación del amor de Dios.
                                                   ¡ FELIZ  DIA !    
                                                                           Domingo. Julio 10 de 2011

Reflexiones Diarias......

" ...En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse arrepentido. Les decía: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizá estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti". 

                                                                                                        Mateo 11, 20-24

   Jesús reprocha a las ciudades en donde estaba evangelizando, y en ellas a nosotros, sus discípulos de todos los tiempos, porque no hemos sido lo suficientemente diligentes en acoger su palabra y en seguir sus enseñanzas. Siempre encontramos una excusa para dejar para otro día el ir a la Santa Misa, el visitar a un vecino que está enfermo, el llamar a un amigo que pasa por un mal momento.Talvez otros con menos llamados y con menos señales efectuadas en su favor, han sabido aprovecharlos mejor y por lo mismo serán tatados con menos rigor el día del juicio. Respondamos con alegría y prontitud al llamado del Maestro, para que no tengamos que sufrir sus reproches. Acojámosle en nuestro corazón, lo mismo que a los hermanos, para que su presencia liberadora en nosotros sea una realidad.
                                                     ¡ FELIZ  DIA !
                                                                        Martes. Julio 12 de 2011



"...En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.

Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades".
                                                                                                                                                                                                                                         Mateo 10, 34--11,1

      Jesús hoy nos da unas recomendaciones inquietantes y revolucionarias: amarle a El más que al padre o a la madre o a los hermanos; perder la vida para poder encontrarla; tomar la cruz y seguirle; sus enemigos serán nuestros enemigos. Pero también nos recuerda que el que reciba a sus discípulos por ser sus enviados o por ser justos; el que dé algo a alguien por ser su discípulo, tendrá su recompensa. Porque quien recibe a sus discípulos, a El le recibe; y quien a El le recibe, recibe a Aquel que le ha enviado, que es, nada menos, que el Padre celestial, Dios eterno y misericordioso. No dudemos, pues en acoger a Jesús en nuestro corazón, en nuestra casa, en nuestro entorno, para hacernos dignos de merecer la recompensa de los profetas y los justos.
                                                           ¡ FELIZ  DIA !
                                                                             Lunes. Julio 11 de 2011

miércoles, 6 de julio de 2011

La Virgen del Carmen y el Escapulario


"La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”  (Pío XII, 6-VIII-1950).

¿Qué es el Escapulario Carmelita?: El escapulario es un sacramental

Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."