sábado, 14 de abril de 2012

RINCÓN DE LA POESÍA



COMO LAS HOJAS
Ricardo Nieto

Como vine, me iré...calladamente...
en silencio y en paz, sin otra huella
que la que deja en la fugaz corriente
el fulgor tembloroso de una estrella.
Como vine, me iré, calladamente...

En silencio me iré: como he vivido,
sin esfuerzo mayor que el de una pluma
al caer a la tierra desde un nido,
o el que hace alegre al borbotar la espuma...
En silencio me iré: como he vivido...

Pesé tan poco sobre el mundo un día
que fuera de mi amor y mis canciones
n inguna cosa en el hogar había:
¡Si hasta llegué a pensar en ocasiones
que era un poco de niebla que subía!

Cuando lleguen las ráfagas de Octubre,
volaré con las hojas desprendidas
con que la tierra su dolor encubre;
me fugaré como ellas a escondidas...
¿Quién sus veredas y su amor descubre?

A Jesús buscaré..."¡Cuánto has tardado!"
me dirá con ternura el Nazareno,
y yo entonces humilde, arrodillado,
en voz baja diré: "Mucho he pecado,
¡pero cerca de Tí me siento bueno!

Dáme un poco de paz y un rinconcito
a tu lado, Señor, nada más quiero!"
Y al mirarme tan pobre, tan contrito,
en el espacio azul del infinito
será Él dulce pastor y yo un cordero.

En silencio me iré, sin que a ninguna
alma o cosa la hubiese torturado...
Escogeré para partir alguna
noche, en que alumbre mi dolor la luna,
dejando el viejo portalón cerrado...
¿No habéis oído en el reloj la una?


J. RUIZ

viernes, 6 de abril de 2012

VIERNES SANTO


JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Y no respondió a ninguna acusación.
(Mt. 27,14)

Te condenaron a muerte
tu silencio y mi silencio.
Las gargantas en tumulto
ante el Pretor somnoliento,
lapidaron con sus gritos
el mármol de tu silencio.
Tu mutismo era una estatua
de blancura y de misterio...
“¡Habla, Jesús, que te matan!
Arropada en tu silencio
la muerte viene volando
entre graznidos de cuervos.
¡Habla, Señor, tu palabra,
como un huracán de fuego,
salga de tu boca
y queme lo falso de los denuestos!
¿Por qué te quedas callado
si eres el Divino Verbo...?”
La boca de Dios
quedó baldía como el desierto.
Lo condenaron a muerte
su silencio y mi silencio.

Escupieron las gargantas
alaridos a mi miedo.
Al oleaje de gritos
debí levantar mi pecho
-dique de amor y diamante-
contra el torrente protervo.
Pero fui arena medrosa
que no supo defenderlo.
Debí gritarles:
“¡Judíos, yo soy,
yo soy el perverso;
a mí la hiel, las espinas,
a mí la cruz y el flagelo!”,
pero se anudó a mi voz
la vil serpiente del miedo.
¡Pastores, por cobardía
me mataron mi Cordero:
fue más fuerte que mi amor
el ladrido de los perros...!
Lo condenaron a muerte
su silencio y mi silencio:
uno, silencio de amor;
otro, silencio de miedo.
Fr. Asinello

¡¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO !!

J. RUIZ

jueves, 5 de abril de 2012

SEMANA SANTA

      JUEVES SANTO
             Hoy es Jueves Santo. Conmemora la Iglesia el comienzo del fin del hombre más grande que jamás ha existido: Jesús de Nazareth.
           Es un día lleno de simbolismos, de amor y de misterios. Comienza con una cena de despedida que Él ofrece a sus amigos más cercanos, los que le han acompañado durante los últimos tres años por los polvorientos caminos de Galilea, siendo testigos de la revolución más grande que el mundo ha conocido. Talvez sin alcanzar a comprenderla del todo porque aun hoy seguimos todos sin entender aquello de: “Amaos los unos a los otros como  yo os he amado”.
          Luego, arremangándose las amplias mangas de su túnica, con un paño echado al hombro y con una vasija con agua, va lavándoles los pies cansados de peregrinos a cada un o de ellos, acallando sus protestas amenazándolos con la promesa de que, si no se dejan limpiar, no tendrán nada con Él, no serán más sus amigos. Y pidiéndoles que, así como lo está haciendo con ellos, lo hagan unos a otros, como prueba de amor, de amistad y de servicio.
          Y, para mayor confusión, se inventa un modo de permanecer con todos después de su partida definitiva: En el compartir del pan y del vino, como símbolo de alimento espiritual y material, diciéndoles que coman y beban todos de él porque esos son su cuerpo y su sangre que serán entregados por todos para el perdón de sus pecados y permanecerán hasta el fin de los siglos.
          ¡Eso sí es amistad! ¡Eso sí es amor! Y por todos. Hasta por Judas, el traidor que, de ahí en adelante, comienza a preparar la logística para entregarlo a aquellos que quieren desaparecerlo porque las nuevas que viene proclamando contradicen todo lo que ellos, doctores de la Ley y escribas preparados, habían predicado hasta entonces.
          ¿Cómo es eso de que hay que amar a los enemigos, hay que hacer el bien sin estridencias, acoger a los desplazados, ya sea por la violencia irracional del hombre, o por la violencia vengadora de la naturaleza?
          Si queremos seguir a Jesús es lo que debemos hacer.
          ¿Nos atrevemos?
                                               ¡¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO ¡!
J.RUIZ