jueves, 5 de abril de 2012

SEMANA SANTA

      JUEVES SANTO
             Hoy es Jueves Santo. Conmemora la Iglesia el comienzo del fin del hombre más grande que jamás ha existido: Jesús de Nazareth.
           Es un día lleno de simbolismos, de amor y de misterios. Comienza con una cena de despedida que Él ofrece a sus amigos más cercanos, los que le han acompañado durante los últimos tres años por los polvorientos caminos de Galilea, siendo testigos de la revolución más grande que el mundo ha conocido. Talvez sin alcanzar a comprenderla del todo porque aun hoy seguimos todos sin entender aquello de: “Amaos los unos a los otros como  yo os he amado”.
          Luego, arremangándose las amplias mangas de su túnica, con un paño echado al hombro y con una vasija con agua, va lavándoles los pies cansados de peregrinos a cada un o de ellos, acallando sus protestas amenazándolos con la promesa de que, si no se dejan limpiar, no tendrán nada con Él, no serán más sus amigos. Y pidiéndoles que, así como lo está haciendo con ellos, lo hagan unos a otros, como prueba de amor, de amistad y de servicio.
          Y, para mayor confusión, se inventa un modo de permanecer con todos después de su partida definitiva: En el compartir del pan y del vino, como símbolo de alimento espiritual y material, diciéndoles que coman y beban todos de él porque esos son su cuerpo y su sangre que serán entregados por todos para el perdón de sus pecados y permanecerán hasta el fin de los siglos.
          ¡Eso sí es amistad! ¡Eso sí es amor! Y por todos. Hasta por Judas, el traidor que, de ahí en adelante, comienza a preparar la logística para entregarlo a aquellos que quieren desaparecerlo porque las nuevas que viene proclamando contradicen todo lo que ellos, doctores de la Ley y escribas preparados, habían predicado hasta entonces.
          ¿Cómo es eso de que hay que amar a los enemigos, hay que hacer el bien sin estridencias, acoger a los desplazados, ya sea por la violencia irracional del hombre, o por la violencia vengadora de la naturaleza?
          Si queremos seguir a Jesús es lo que debemos hacer.
          ¿Nos atrevemos?
                                               ¡¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO ¡!
J.RUIZ

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