viernes, 6 de abril de 2012

VIERNES SANTO


JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Y no respondió a ninguna acusación.
(Mt. 27,14)

Te condenaron a muerte
tu silencio y mi silencio.
Las gargantas en tumulto
ante el Pretor somnoliento,
lapidaron con sus gritos
el mármol de tu silencio.
Tu mutismo era una estatua
de blancura y de misterio...
“¡Habla, Jesús, que te matan!
Arropada en tu silencio
la muerte viene volando
entre graznidos de cuervos.
¡Habla, Señor, tu palabra,
como un huracán de fuego,
salga de tu boca
y queme lo falso de los denuestos!
¿Por qué te quedas callado
si eres el Divino Verbo...?”
La boca de Dios
quedó baldía como el desierto.
Lo condenaron a muerte
su silencio y mi silencio.

Escupieron las gargantas
alaridos a mi miedo.
Al oleaje de gritos
debí levantar mi pecho
-dique de amor y diamante-
contra el torrente protervo.
Pero fui arena medrosa
que no supo defenderlo.
Debí gritarles:
“¡Judíos, yo soy,
yo soy el perverso;
a mí la hiel, las espinas,
a mí la cruz y el flagelo!”,
pero se anudó a mi voz
la vil serpiente del miedo.
¡Pastores, por cobardía
me mataron mi Cordero:
fue más fuerte que mi amor
el ladrido de los perros...!
Lo condenaron a muerte
su silencio y mi silencio:
uno, silencio de amor;
otro, silencio de miedo.
Fr. Asinello

¡¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO !!

J. RUIZ

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