viernes, 30 de diciembre de 2011

DÍA DE LA SAGRADA FAMILIA



LA FAMILIA: UNA CÉLULA ENFERMA


La Familia, célula del cuerpo que es la Sociedad, está enferma.

Y está enferma por culpa de las mismas leyes que esta misma Sociedad ha ido implementando en busca, según ella, de lograr un mejor bienestar  y una adecuada protección a cada uno de sus miembros.

Pero como se ha invocado para ello unos principios equivocados de una falsa igualdad y de una falsa libertad, los resultados han ido degenerando en todo lo contrario de lo que en un principio se buscaba.

El relativismo y el egoísmo facilista  y cómodo han modelado normas que, como las que permiten el aborto, las que toleran la eutanasia y los mal llamados matrimonios entre personas del mismo sexo y las que alientan y protegen el “libre desarrollo de la personalidad”, sin tener en cuenta la inviolabilidad de la vida ni ningún otro parámetro, están acabando con la estabilidad de la Familia.

Mientras promocionamos por todos los medios posibles los “Derechos de los niños”, su prioridad y su trascendencia, de ninguna manera les hacemos saber también que a esos derechos corresponden igualmente “Los Deberes” para con los demás; que ambos hacen parte de un todo y que si no se cumple con alguno de los dos, la sociedad falla y no funciona correctamente.

Volvamos a aquellos valores intangibles y permanentes, como son: el respeto a la vida, el respeto a los padres y superiores, la solidaridad con el que nos necesita, el placer de servir a los demás, el amor a la verdad y a la naturaleza, comprender que el más rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.  Valores y principios que son los que de veras forman el carácter y personalidad de los miembros de una sociedad sana y duradera.

Hoy, día de la Sagrada Familia, tomémosla como el modelo al que debemos aspirar imitar. La ley que ordenaba su vida era la Ley del Amor de Dios. Y por ella fue posible desarrollar en ese hogar, alegre, humilde y santo,  todos los valores y principios que permitieron que el Hijo de Dios “creciera en edad y sabiduría delante de Dios y de los hombres”.

Salvemos la Familia: sin ella la Sociedad no va a funcionar.

J.RUIZ

Turbaco. Diciembre 30 de 2011

jueves, 22 de diciembre de 2011

NAVIDAD POR SIEMPRE


LA NAVIDAD SE VIENE…LA NAVIDAD SE VA


De nuevo hemos limpiado la casa, los muebles, los jardines. Hemos pintado las paredes, talvez con otros colores más alegres.

De nuevo la música alegre y guapachosa se ha escuchado en el equipo de sonido.

De nuevo hemos desenrollado los metros y metros de cable con luces de colores brillantes e intermitentes, para adornar el árbol, el pesebre y las ventanas.

De nuevo hemos terminado los días cansados y estresados de correr, en medio del caos del tránsito automotor, buscando los regalos para amigos y familiares.

De nuevo hemos vuelto a consultar las direcciones y números de teléfono de familiares y amigos más lejanos para hacerles llegar un cálido saludo de Navidad.

De nuevo hemos desempolvado las recetas de cocina de las comidas navideñas para ver si este año sí damos con el toque que no devuelva a los años alegres de la infancia en la casa paterna.

¡¡¡ De nuevo…se llega la Navidad !!!

Pero de nuevo…la Navidad se va…

Si todo lo anterior sólo ha sido exterior; si la limpieza, las luces y la música, sólo estuvieron por fuera y no encendieron nuestro corazón con alegría, para recibir al verdadero motivo de estas festividades, el Niño Divino, que con su presencia liberadora, quiso llegar a nosotros para mostrarnos el Camino, la Verdad y la Vida, entonces, todo pasará, y el río del tiempo se lo llevará, sin dejar huella en nuestra vida por una año más.

Es que la Navidad no es sólo para una noche. No. La Navidad es para todos los días, si de veras queremos vivir la autenticidad de la fe cristiana y católica. Nuestra autenticidad no consiste únicamente en no matar, en no jurar el nombre de Dios en vano, en no disponer de lo ajeno sin su autorización, en no hablar mal de los demás.

Si no miramos a nuestro alrededor con los ojos del corazón, preocupándonos por aquellos que están a nuestro lado padeciendo necesidades, si nos hacemos como que no vemos ni oímos a los que talvez nos están extendiendo su mano en busca de una ayuda o de un apoyo en su camino, estamos cometiendo esos pecados de omisión que tanto daño nos pueden hacer, porque lo que a ellos les negamos se lo negamos a Jesús que pasa.

Hagamos que la Navidad perdure para siempre en nuestro corazón y se refleje en nuestra disposición de servicio alegre y oportuno a los demás.
                         ¡¡ FELIZ NAVIDAD, JESÚS VIVE !!

   J. RUIZ

domingo, 18 de diciembre de 2011

¿CÓMO ES EL CRISTO QUE TÚ ESPERAS?

Autor: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net
¿Cómo es el Cristo que tú esperas en Navidad?
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Bendita palabra, la alegría no se separaría nunca más de los hombres.
¿Cómo es el Cristo que tú esperas en Navidad?


Era tiempo de adviento y soplaban vientos nuevos.

Jerusalén se había corrompido, su olor era nauseabundo, los olores que despedía el templo eran la grasa gorda, el dinero, las finanzas, el influyentísimo y el ascenso hasta los primeros puestos para asegurar una buena posición económica. La esposa del Señor se había prostituido y ya no había que buscar nada en aquella ciudad que había perdido su frescura y su antiguo esplendor. Hoy Dios ya no quería nada en aquella ciudad. Vientos nuevos, que impulsaron a una ruptura total y nuevos derroteros para que Dios pudiera habitar entre los suyos, entre los hombres. Dios buscaba una nueva esposa. Y fue elegido para encontrarla el secretario de Relaciones Exteriores del Señor, el Arcángel San Gabriel, y se escogió una aldea perdida en las montañas de Galilea, donde habitaban los marginados, los despreciados, los palurdos, casi casi paganos, aunque pertenecieran al mismo pueblo hebreo.

Y fue escogida la más sencilla de las mansiones y la más fresca de las chamaquitas de Galilea. Trece o catorce años. Muchachita de campo, curtida por el sol y las limitaciones de la pobreza y casada con obrero pobre de su misma comunidad, aunque él fuera descendiente del Rey David. . La diferencia que se obró en un momento no podía ser más significativa: un ángel de luz, ataviado para las grandes ocasiones y una muchachita que oraba y se alegraba por la llegada ya inminente del Dios de los cielos para honrar a los suyos.

El saludo fue particularmente significativo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Bendita palabra, la alegría no se separaría nunca más de los hombres, porque Dios se complace en vivir entre los pobres y los más desarrapados de los hombres. Nunca más la alegría podría deshacerse entre las manos de los hombres.

Y a continuación vino la embajada. El ángel le anuncia que si ella quisiera, podría convertirse en la madre del Señor, la madre de Jesús, quien sería grande y sería llamado Hijo del Altísimo, que tendría el trono de David su padre y reinaría por todos los siglos.

Es el gran anuncio, y es el Evangelio de la ternura y de la delicadeza del Creador que propone y no se impone a su criatura. Ante tantas mujeres que son maltratadas, vejadas, prostituidas, Dios estuvo pendientísimo de la respuesta de aquella mujer que no cabe en sí de asombro ante tal cometido: proporcionarle un cuerpo humano al Hijo de Dios, y proporcionarle al Dios altísimo la oportunidad de acercarse para siempre a los hombres y salvarlos pero desde dentro de su condición de humanos.

María pregunta, inquiere, se informa de las condiciones pero no para poner ninguna condición más sino para poder dar una respuesta plenamente satisfactoria al Dios que la llamaba. El ángel responde adecuadamente: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra", y el hijo de sus entrañas sería santo, consagrado y sería para siempre hijo del Altísimo.

María no necesita más explicaciones, si Dios se las ha dado, ha sido por su generosidad, su ternura, y el deseo ardentísimo de que María aceptara el altísimo cometido. Y la respuesta fue clara, tajante, luminosa, al grado que ha servido desde entonces y por siglos y siglos, de inspiración para pintores, escultores y artistas que quisieran dejar plasmado ese momento clave en la vida de los hombres, en que María, en nombre de la humanidad quiso convertirse en la nueva esposa del Señor, aceptando el don de la Maternidad que terminó para siempre el largo Adviento, para hacer presente entre los hombres al primero de todos ellos, el más bello, el más comprometido, el más solidario con todos los hombres, aquél que tuvo como gran honor permanecer cercano a los que nada esperan para ser él el que pueda colmar los deseos de paz, de progreso, de solidaridad y de salvación para todos los hombres.


¿Es ese el Cristo que tú estás esperando en esta Navidad? 

Colgado por: J.RUIZ

miércoles, 14 de diciembre de 2011

DICHOSOS LOS QUE...

Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
Dichosos los que saben vivir
Dichosos cuando sepan reconocer al Señor en todo los que se encuentran: habrán logrado la verdadera luz y sabiduría.
Dichosos los que saben vivir


Nuestra vida muchas veces va perdiendo el brillo. Los acontecimientos, las circunstancias, más que ayudarnos a crecer, en vez de ser oportunidades de maduración para nuestra persona, nos limitan, nos hacen sufrir y por lo tanto los rechazamos.

Toma la vida con filosofía, aprende de ella y sácale el jugo, exprime de forma positiva todo lo que Dios permite y así serás una persona feliz y dichosa.

DICHOSOS los que saben reírse de sí mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.

DICHOSOS los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.

DICHOSOS los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.

DICHOSOS los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.

DICHOSOS los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por sus vecinos.

DICHOSOS los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.

DICHOSOS ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes: llegarán lejos en esta vida.

DICHOSOS ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de sol.

DICHOSOS ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.

DICHOSOS los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas tonterías.

DICHOSOS ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al Señor en todo los que se encuentran: habrán logrado la verdadera luz y sabiduría.

Con estos consejos, Santo Tomás Moro nos da algunas pautas de cómo vivir nuestro breve paso por esta tierra llevando un mensaje, unas actitudes y un modo de ser algo diferente de lo que hoy nuestra sociedad contemporánea nos ofrece.

Marca tú la diferencia, y enséñanos con tu ejemplo a vivir... 

Colgado por:
J.RUIZ

lunes, 5 de diciembre de 2011

GIMNASIA...¡ DE AMOR !

Autor: Guillermo Urbizu | Fuente: www.guillermourbizu.com
Hoy voy a hacer gimnasia...¡De amor!
Para empezar me calzo la mejor de mis sonrisas
 
Hoy voy a hacer gimnasia...¡De amor!
Hoy voy a hacer gimnasia...¡De amor!
Ayer por la noche decidí ponerme en forma y me propuse hacer todos los días un poco de gimnasia de Amor. A ver, no se confunda usted y no eche a volar su imaginación pensando que me refiero a otros asuntos, esos que se practican en la intimidad del lecho conyugal, sin ir más lejos. Quizá sería más divertido, pero no es de eso de lo que hoy le quiero hablar. En fin, acabo de levantarme. Me encomiendo al Señor y doy por comenzada la sesión.

Para empezar me calzo la mejor de mis sonrisas. Quizá no lo sepa usted pero el calentamiento, los estiramientos musculares, son fundamentales. Así que cierro los ojos y me recojo en silencio, la pequeña cruz de madera entre mis manos. Ahí está Jesús, esperándome como siempre. Le cuento mi nueva idea y mis propósitos para ese nuevo día. Él me sonríe divertido y me asegura que no se va a separar de mí, por si en algún momento desfallezco a lo largo de la carrera. Le digo que le adoro, le doy un buen abrazo (como Dios manda) y así comienzo el día.

Con mis buenos propósitos y mi sonrisa puesta, continúo con los estiramientos, saludo a toda la familia y especialmente a ese hijo con el que ayer me enfadé y perdí los nervios. Le rodeo con mis brazos y le digo que le quiero por encima de cualquier otra cosa. Me mira sorprendido pero él también me devuelve el abrazo. Bien. Esto ha empezado muy bien. Me despido de mi mujer con un beso apasionado (ella también me mira con cierto asombro), le deseo un feliz día y le digo que la amo y que está muy guapa (porque lo está). Y ahora, al mundo, a empezar de verdad la gimnasia.

En el portal me encuentro con esa vecina gruñona y antipática que nos hace la vida imposible, venga a exigir siempre. Por un instante, mi sonrisa se congela en el rostro, pero inmediatamente la despliego de nuevo y con toda la amabilidad de la que soy capaz, abro la puerta de la calle y le cedo el paso, deseándole muy buenos días. Ella no me responde y me lanza una mirada hosca, pero vuelvo a estirar el músculo del amor y paso por alto su actitud, sin darle importancia. (En mi fuero interno, le pido al Señor que la bendiga).

Y así, comienzo a correr suavemente. Sonrío aquí y allá, y ayudo a una joven madre agobiada, incapaz de meter el cochecito de su bebé en el coche. Me da las gracias sonriéndome, y esa sonrisa me la guardo en el bolsillo interior del corazón. Esto marcha. Me gusta esta gimnasia.

Cuando llego al trabajo, las cosas se complican. Confieso que la pereza me invade y que miro con horror la mesa de mi despacho, en su apática rutina. Mi instinto me pide a gritos que lo deje estar, que mañana será otro día, que todo puede esperar y que mejor me dedico a otros temas más placenteros, por ejemplo, a escribir. Pero no. Estoy en plena sesión de gimnasia, agarro el sinsabor y cerrando los ojos, le ofrezco al Señor mi trabajo bien hecho. Lo reconozco: me cuesta, y mucho, este ejercicio de “abdominales” laborales. Y sonrío. Y sé que el Señor también sonríe conmigo.

Ya cansado, vuelvo a casa. Mi mujer me ha pedido que compre el pan de manera que entro en la panadería y compro una barra. La dependienta, muy seria. Estará cansada, me digo, y le regalo una sonrisa, acompañada de unas palabras amables. Quizá me equivoque, pero creo que me ha medio sonreído. Y prosigo mi camino hasta casa. Tengo ganas de llegar, estoy cansado y qué mejor que el hogar para recuperar fuerzas.

Iluso de mí. En cuanto abro la puerta, oigo los gritos de mi hija, enzarzada en una discusión con su madre, las dos un poco fuera de sí. No es eso lo que yo necesitaba, y además, odio las discusiones, y aún más los gritos. Decido encerrarme en mi cuarto y aislarme todo lo que pueda del zafarrancho de combate. Pero (aquí otro estiramiento) decido volver sobre mis pasos, me acerco a ellas y les doy un par de besos. “Os quiero”, les digo. Y las dos me miran extrañadas. El ambiente, definitivamente, se relaja. Doy gracias a Dios.

Por si alguien no lo sabe, tan importante es estirar bien los músculos antes como después del ejercicio. Así que ahora sí, después de la cena y de repasar la Lengua con el pequeño, me retiro unos minutos, me sumerjo en el silencio con los ojos cerrados y ahí está Cristo de nuevo, recibiéndome con un gran abrazo. No sólo me sonríe, sino que se ríe cuando le cuento cómo ha transcurrido mi jornada. “Hoy, Guillermo, has sido un buen gimnasta”, me dice. “Pues mañana, Señor, volveré a intentarlo”. Y con otro abrazo me despido de Él y doy por concluido el día. ¡Bendita gimnasia de Amor!
                                             ¡ JESÚS VIVE, PROCLAMÉMOSLO !
Colgado por:
J.RUIZ

domingo, 4 de diciembre de 2011

DICIEMBRE 3 - FIESTA DE SAN FRANCISCO JAVIER

Autor: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
Francisco Javier, Santo
Sacerdote misionero Jesuita, Diciembre 3
 
Francisco Javier, Santo
Francisco Javier, Santo

Sacerdote misionero Jesuita

Martirologio Romano: Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en el Japón, convirtiendo a muchos a la fe. Murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos (1552).

Etimología: Francisco = "el abanderado", es de origen germano.

Javier = "aquel que vive en casa 
Francisco Javier, Santo
Francisco Javier, Santo
nueva", es de origen eusquera (lengua autóctona hablada en el País Vasco).

Francisco de Jasu y Xavier (nacido en el castillo de Xavier, en España, en 1506), correspondiendo a las esperanzas de sus padres, se graduó en la famosa universidad de París. En estos años tuvo la fortuna de vivir codo a codo, compartiendo inclusive la habitación de la pensión, con Pedro Fabro, que será como él jesuita y luego beato, y con un extraño estudiante, ya bastante entrado en años para sentarse en los bancos de escuela, llamado Ignacio de Loyola.

Ignacio comprendió muy bien esa alma: “Un corazón tan grande y un alma tan noble” -le dijo- “no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que brilla eternamente”. El día de la Asunción de 1534, en la cripta de la iglesia de Montmartre, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros se consagraron a Dios haciendo voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose a la total dependencia del Papa.

Ordenados sacerdotes en Venecia y abandonada la perspectiva de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue a los 35 años de edad cuando comenzó su gran aventura misionera. Por invitación del rey de Portugal, fue escogido como misionero y delegado pontificio para las colonias portuguesas en las Indias Orientales. Goa fue el centro de su intensísima actividad misionera, que se irradió por un área tan vasta que hoy sería excepcional aun con los actuales medios de comunicación social: en diez años recorrió India, Malasia, las Molucas y las islas en estado todavía salvaje. “Si no encuentro una barca, iré nadando” decía Francisco, y luego comentaba: “Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar”.

Después de cuatro años de actividad misionera en estas islas, separado del mundo civilizado, se embarcó en una rústica barca hacia el Japón, en donde, entre dificultades inmensas, formó el primer centro de cristianos. Su celo no conocía descansos: desde Japón ya miraba hacia China. Se embarcó nuevamente, llegó a Singapur y estuvo a 150 kilómetros de Cantón, el gran puerto chino. En la isla de Shangchuan, en espera de una embarcación que lo llevara a China, cayó gravemente enfermo. Murió a orillas del mar el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad.

Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola, Felipe Neri,Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo formado por cuarteto español y solista italiano!

Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de las misiones católicas con Teresa de Lisieux.

Colgado por:
J. RUIZ