martes, 30 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


Jesús da la paz a sus discípulos
Jesús da la paz a sus discípulos
    "...Jesús continuó diciendo a sus discípulos: Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: Me voy y volveré a vosotros. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado".
                                                              Juan 14, 27-31
       La paz que el mundo no puede dar es la que nos deja Jesús en su infinito amor por nosotros. Es la tranquilidad que sentimos si nos abandonamos totalmente en sus manos providentes, misericordiosas y compasivas. Es la felicidad inefable que nos embarga, si sentimos su presencia liberadora en nosotros, y si la reconocemos y acogemos en los rostros cansados del sufrimiento presente en los desplazados, en los perseguidos, en los pobres y desprotegidos de alguna manera por las injusticias de los poderosos. Es la paz que conseguimos, si logramos vencer nuestro egoísmo y nos entregamos a los demás poniéndonos a su servicio sin condiciones. ¡Luchemos por conseguirla!
Propósito: Hoy me abandonaré en las manos del Buen Dios para sumergirme en su paz.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Martes. Abril 30 de 2013
J. RUIZ

lunes, 29 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Voy a mandar al Espíritu Santo
Voy a mandar al Espíritu Santo
    "...En aquel tiempo Jesús habló así a sus discípulos: El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él. Le dice Judas -no el Iscariote -: Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo? Jesús le respondió: Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho". 
                                                             Juan 14, 21-26
       "Al que me ame -que es el que tiene mis mandamientos y los guarda - ... yo le amaré y me manifestaré a él". La fuerza del "mandamiento nuevo ", de ayer, es la que hará que Jesucristo se manifieste a todo aquel que lo cumpla. Si no escuchamos su Palabra, si no la ponemos por obra, es porque no le amamos; y entonces, no tendremos la fortuna de tenerle a Él dentro de nosotros haciendo allí su morada, su vivienda. Y tampoco nos enviará el Paráclito, el Espíritu Santo, para que nos enseñe todo, para que nos consuele y nos recuerde sus palabras, en esos momentos cuando la desesperanza y el desaliento puedan llegar hasta nosotros y nos hagan olvidar que, después del sufrimiento, está la gloria de la Resurrección. Amemos a Jesús y en Él a todos nuestros hermanos y Él se manifestará a nosotros en toda su gloria y esplendor.
Propósito: Hoy pediré al Buen Dios que el Espíritu Santo ejerza su acción en mí.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                      Lunes. Abril 29 de 2013
J. RUIZ

domingo, 28 de abril de 2013

LAS FALACIAS DE LA "IDENTIDAD DE GÉNERO"

Monseñor Aguer reflexiona sobre la “identidad de género”
“En la ley de identidad de género el positivismo jurídico es llevado hasta el extremo. ¿Basta que el legislador quiera que las cosas sean de un modo para que sean así?
 
Monseñor Aguer reflexiona sobre la “identidad de género”
Monseñor Aguer reflexiona sobre la “identidad de género”
En su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, reflexionó sobre la ley llamada de identidad de género.

“Como ustedes saben -comenzó diciendo el prelado platense-, hace muy poco el Congreso de la Nación votó una ley llamada de identidad de género por la cual un varón que, siendo varón, se siente mujer, puede vestirse de mujer, obtener un documento que lo acredite como tal, someterse a una operación de reasignación de sexo que, además, esté cubierta por las obras sociales. Lo mismo pasa con una mujer que se siente varón y quiere convertirse en varón”.

“Es interesante -agregó- que al comienzo de esta ley los legisladores propongan una definición de lo que entienden por identidad de género. Dice: “Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.

“En realidad -señaló el arzobispo- el sexo desaparece en esta definición, queda absorbido por lo que se llama género y no sólo por el género como algo objetivo, cultural, sino por el género entendido como aquello que la persona siente, la vivencia íntima, el deseo”.

“Parece que para los legisladores el hecho de que uno sea varón o mujer es la suerte que le tocó en una especie de lotería de la vida y que es, para algunos, una mala suerte”.

“Estuve siguiendo -dijo enseguida- las reacciones que produjo la sanción de esta ley y, especialmente, algunos comentarios de personas que se manifestaron con entusiasmo a favor de esta ley, aprobando el cambio de sexo por género. Desde el punto de vista filosófico se puede observar que en realidad aquí lo que se transforma es la idea del hombre, del ser humano, sin más”.

“Desde un punto de vista filosófico, digo, esto implica que según la ideología de género no existe más una naturaleza humana. Sostienen los comentaristas que la naturaleza ha sido culturizada, se ha convertido en cultura, y las adquisiciones culturales son ahora lo natural, de modo que hay una especie de intercambio entre naturaleza y cultura por el cual la naturaleza queda vaciada en la cultura y la cultura, en este caso lo que uno siente íntimamente, es natural”.

“De acuerdo a este planteo -señaló- ya no tenemos parámetros razonables, objetivos, para referirnos a la verdadera identidad de la persona humana. Como si no hubiera ya una naturaleza de la persona y de sus actos. Todo puede inventarse”.

El deseo y la libertad, la felicidad y el placer 

Continuando con su reflexión, monseñor Aguer dijo que “otro aspecto importante es el que tiene que ver con el deseo. Aquí el género está considerado en un sentido puramente inmanente, subjetivista, íntimo. En el fondo lo que pasa es que la libertad queda convertida en deseo, en puro deseo. Ya no es algo propio de la voluntad racional. No es algo que tiene que ver con las inclinaciones naturales a la verdad y al bien, con la naturaleza propia del ser humano que es varón o mujer, sino que es lo que yo deseo. Tengo derecho a sacarme el gusto, digamos así, a cumplir mi deseo, porque soy libre; eso es la libertad”.

“También observo que en la problemática del género así planteada entra el problema de la felicidad que es, en el fondo, el fin del hombre. Algunos comentaristas sugieren que la felicidad es el placer. Un viejo error que reduce la felicidad al placer”.

“En continuidad con lo que hemos señalado anteriormente, si no hay naturaleza sino cultura, y lo cultural es ahora lo natural; si la libertad es darse el gusto, sacarse el deseo, cumplirlo, entonces quiere decir que la felicidad es simplemente el placer, y no la realización plenaria, de la vida de la persona en todas sus dimensiones, sino el placer y fundamentalmente el placer sexual. Los comentaristas a los que he aludido sugieren que ahora se abre un universo de erotismo totalmente nuevo, nuevas invenciones para darse el gusto, sin parámetro objetivo alguno”.

“¿A eso queda reducido el ser humano?”, se pregunta y lamenta el prelado.

El positivismo jurídico llevado al extremo 

En el tramo final de su reflexión sobre la identidad de género, el arzobispo de La Plata, que es también presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, sostuvo que el papa Benedicto XVI tiene razón “cuando insiste en que la problemática principal en la cultura contemporánea es la problemática antropológica, es decir la idea del hombre, la definición del hombre!”.

“En el principio Dios creó al ser humano varón y mujer, dice el Libro del Génesis; la idea del hombre, la realidad plena, total del ser humano tiene esta doble imagen diversa y complementaria: varón y mujer. La distinción y la complementariedad del varón y la mujer están orientadas a la continuidad de la humanidad sobre la tierra. En este hecho se expresa un designio divino que el legislador no puede modificar arbitrariamente”.

Y concluyó: “En la ley de identidad de género el positivismo jurídico es llevado hasta el extremo. ¿Basta que el legislador quiera que las cosas sean de un modo para que sean así? No, aunque a él se le ocurra, ¡las cosas no son así!”

Bajado por: J. RUIZ

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

La novedad de este mandamiento
La novedad de este mandamiento
    "...Cuando salió Judas, dice Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros". 
                                              Juan 13, 31-33ª, 34-35
       Un mandamiento nuevo: "Que os améis los unos a los otros"......Alguien dijo que Jesús dijo que ese era un mandamiento nuevo, no porque estuviera recién promulgado, sino  porque no habíamos sido capaces de estrenarlo. Yo creo que no es para tanto. Porque ¿qué sería del mundo de hoy, con esta sociedad egoísta y utilitarista, si no hubieran existido tantas personas como Francisco de Asís, Francisco Javier, Madre Teresa, Madre Laura, Gandhi, y tantos y tantas que ayer y hoy en el mudo se han dedicado, desde algún voluntariado bien organizado, a demostrar ese amor, esa solidaridad, esa caridad que no pregunta de dónde es el que necesita, ni si tiene o no con qué pagar, ni de qué color es, ni qué ideas defiende? Esa es la vida cristiana: tratar de imitar a Cristo, y lo que Cristo hizo fue servir por amor a todo el género humano. "En esto conocerán que todos sois discípulos míos: si os tenéis amor unos a los otros"
Propósito: Hoy invocaré la luz y la fuerza del Espíritu Santo para que me ayude a servir a los demás sin esperar nada a cambio.
                  ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                   Domingo. Abril 28 de 2013 
J. RUIZ

sábado, 27 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Muestranos al Padre
Muéstranos al Padre
   "...En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré". 
                                                                               Juan 14, 7-14 
       En el Evangelio de hoy Jesús nos recalca la necesidad de creer fiel y firmemente en el Padre a quien hemos conocido por medio de Él: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". En la Iglesia encontramos, si queremos, muchas ayudas para conocer al Padre: la lectura de su Palabra, explicación y comentarios sobre la misma, los lugares y momentos para entrar en comunicación personal e íntima con Él, y así conocerle mejor para poder amarle de tal manera que seamos uno con Él. Y con esa confianza y esa fe plena en Él podamos hacer todas las maravillas que queramos, porque, según su Palabra: "Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré".
Propósito: Hoy pediré al Señor que aumente mi fe.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                     Sábado: Abril 27 de 2013
J. RUIZ

viernes, 26 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Jesús nos prepara una morada
Jesús nos prepara una morada
   "...En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.Y adonde yo voy sabéis el camino. Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí". 
                                                                                                        Juan 14, 1-6 
       En estos tiempos de continua agitación, en que el mismo sentido común se ha perdido tantas veces haciendo que llamemos bien a lo que está mal, luz a la oscuridad, y en que, la falta de una meta y unos horizontes elevados, nos ha hecho perder la esperanza, llenando de escepticismo y de duda nuestros corazones, Jesús nos dice dulcemente: "No se turbe vuestro corazón". Nos pide tranquilidad, que Él está preparándonos una morada allá a donde Él va, al lado del Padre, en la casa del Padre, donde reinan la paz y la tranquilidad eternas. Nosotros no podemos decirle, como Tomás, que no sabemos a dónde va, ni conocemos el camino,  porque, por don gratuito de Dios, sí lo sabemos. Con fe y confianza lleguemos a Jesús en los sacramentos y en la oración, que Él es el Camino, la Verdad, y la Vida verdaderos, y así llegaremos a su Reino de Amor, justicia y paz.
Propósito: Hoy renovaré mi propósito de frecuentar los sacramentos y de perseverar en la oración.
                  ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                   Viernes. Abril 26 de 2013
J. RUIZ

jueves, 25 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
Marcos: id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
    "...En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban".
                                                                           Marcos 16, 15-20
       A nosotros, si somos cristianos y seguidores de Jesús, nos corresponde evangelizar, no porque nos "nazca" hacerlo, sino porque debemos obedecer, aunque de manera alegre y voluntaria, una orden expresa de Él: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación". Estas fueron como quien dice, sus últimas palabras antes "de ser elevado al cielo". Esta Buena Nueva es la nueva vida que debemos vivir al servicio de los otros, para que ese amor a Jesús, y a los demás en Él, se convierta en el distintivo, en la señal por la que hemos de ser reconocidos en el mundo. Que nuestra forma de vida sea la mejor manera de proclamar y testimoniar esa Buena Noticia. Así lo lograremos con su ayuda, pues "el Señor colaboraba con ellos y confirmaba su Palabra".
Propósito: Hoy pediré al Señor su ayuda para ser su testigo.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Jueves.Abril 25 de 2013
J. RUIZ

miércoles, 24 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Necesidad de creer en Jesús
Necesidad de creer en Jesús
    "...En aquel tiempo Jesús exclamó con fuerte voz: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí".
                                                                                                       Juan 12, 44-50
       "En aquel tiempo Jesús exclamó con fuerte voz..." (otras traducciones dicen:gritó). Es que la noticia, la Buena Nueva, que traía, era trascendental: se trataba de la salvación eterna, ofrecida por el Padre para todo el género humano, para todo aquel que escuche su Palabra, y necesitaba que fuera escuchada por todos. Porque esa Palabra, si no la escuchamos, si no la seguimos, será la que nos ha de juzgar. Porque esa Palabra "es el camino, la verdad y la vida", y, si no la escuchamos, si no la seguimos, no vamos por donde es, ni vamos como es, ni llegamos a donde es. Tengamos fe en la realidad de esa Palabra y seremos salvos.
Propósito: Hoy pediré al Señor que la luz que es su Palabra, me ilumine el camino.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                         Miércoles. Abril 24 de 2013
J. RUIZ

martes, 23 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Jesús uno con su Padre
Jesús uno con su Padre
   "...Se celebraba por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno".
                                                           Juan 10, 22-30
       Como los judíos de hace dos mil años seguimos preguntándonos ¿quién es Jesús? Y el Evangelio de Juan, en la lectura de hoy, nos responde claramente con las palabras del mismo Jesús: "Yo y el Padre somos uno". Y, también como los judíos de aquellos tiempos, seguimos sin creerlo de verdad, ganándonos el reproche del Señor: "Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen". Son dos cosas que no dejan crecer nuestro cristianismo: no sentimos la necesidad ni el gusto por la oración. Por eso  no leemos ni meditamos la Palabra de Dios, entonces no escuchamos la voz del Pastor. Y lo otro es que no lo seguimos porque el sacrificio que significa subir al Calvario llevando nuestra cruz, va en contra de nuestros intereses prácticos y hedonistas que buscan siempre el suave camino del facilismo y de la vida sin esfuerzo. Si queremos llegar a la gloria de la Resurrección hemos de seguir a Jesús por su camino. Y éste pasa por la cima del Calvario.
Propósito: Hoy procuraré ser más consciente durante mi oración para poder escuchar la voz del Buen Pastor.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Martes. Abril 23 de 2013
J. RUIZ

lunes, 22 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Yo soy la puerta de las ovejas
Yo soy la puerta de las ovejas
   "...Y Jesús continuaba diciendo a sus discípulos: En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".   
                                                                               Juan 10, 1-10
       Ya, en el momento de la Transfiguración, la voz del Padre, desde la nube del Tabor, nos había dicho: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle". Ahí está la clave: el Buen Pastor conoce sus ovejas y ellas le conocen a Él y escuchan su voz. Tenemos que escuchar su voz amorosa y siempre preocupada por nosotros, sus ovejas, y saberla distinguir de las voces tentadoras de tantos ladrones tratando de darnos cacería, intentando entrar al redil por la puerta falsa de las tentaciones que nos ofrecen los bienes materiales, las comodidades, el facilismo egoísta que sólo mira su propia conveniencia y que no le importan los demás. Escuchemos la voz del Buen Pastor y sigámosla.
Propósito: Hoy trataré de distinguir las voces falsas que me llaman al redil equivocado.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Lunes. Abril 22 de 2013
J. RUIZ

domingo, 21 de abril de 2013


                                           EL BUEN PASTOR
                              Imágenes integradas 1
                          “Mis ovejas escuchan mi voz, 
              yo las conozco y ellas me      
                                 siguen” 
                                             (Juan 10, 27)

                     Padre Dioni: lo queremos
                     por largo tiempo en la brega,
                     y por eso le deseamos
                     amor, salud y paciencia…
                     pa’ que nos pueda aguantar.

                     Turbaco.    Abril 21 de 2013

J. RUIZ

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


La historia del Pastor y las ovejas
   "...En aquel tiempo dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno". 
                                                             Juan 10, 27-30 
      Hoy es el día del Buen Pastor. La imagen de Jesús personificando al pastor que cuida con los mejores cuidados a su rebaño, que somos nosotros, está presente y ha inspirado a los exponentes de la cultura de todos los tiempos y en todas sus manifestaciones: la poesía, la música, la pintura. Y el sacerdote, en su vocación, ha sido llamado a representar ese papel de pastor desde que Jesús dijo a Pedro, después de su triple confesión de amor: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas". Y dijo también: "Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen". Hemos de escuchar a nuestros pastores, sean quienes sean, independientemente de qué tan santos, sabios y buenos sean. Aunque es verdad que estas virtudes o cualidades subjetivas dan mayor credibilidad a su predicación, afortunadamente su eficacia y verdad objetivas no dependen de ellas, pues son don gratuito del Señor. Obedezcamos, pues a nuestros pastores, sigamos sus indicaciones, que el que manda puede equivocarse, pero el que obedece jamás se podrá equivocar. Y pidamos al Buen Dios que los ilumine para que, con esa luz, puedan guiarnos con seguridad a través de las tormentas de la vida.
Propósito: Hoy ofreceré la Santa Misa por el pastor de mi Parroquia.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                              Domingo. Abril 21 de 2013
J. RUIZ

sábado, 20 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Señor, tienes palabras de vida eterna
Señor, tienes palabras de vida eterna
   "...En aquel tiempo muchos discípulos de Jesús al oírle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios". 
                                                      Juan 6, 60-69 
       A los judíos de aquellos tiempos, entre ellos muchos discípulos de Jesús, les pareció duro y repugnante tener que comer y beber su carne y su sangre. Estaban con Él únicamente porque les había dado alimento gratis y sanaba a los enfermos. Se contentaban con muy poco. Su felicidad era muy barata. Y hoy también nos ofrecen por todas partes remedos de felicidad: carros de lujo, éxito en el trabajo, ropas y alimentos finos, que talvez nos den un poco de alegría pero no más, porque son cosas efímeras, pasajeras. Pero si nosotros sabemos y creemos que existe OTRA FELICIDAD que nunca termina ni tiene límites, si somos sensatos, debemos optar por ella, aunque su costo nos parezca duro y repugnante y tengamos que cruzar por el Calvario con nuestra cruz a cuestas, pero siendo fieles al Maestro, a pesar de nuestras debilidades, y diciéndole como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna".
Propósito: Hoy evaluaré cuál es la felicidad que quiero.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                     Sábado. Abril 20 de 2013
J. RUIZ

viernes, 19 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

El Pan Eucarístico
El Pan Eucarístico
   "...Discutían entre sí los judíos y decían: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre. Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm". 
                 Juan 6, 52-59
       Así como el alimento material es necesario para mantener la vida terrenal y pasajera, el alimento espiritual es necesario para poder obtener la vida eterna. Y sin ese alimento espiritual, lo dijo, con toda la claridad, Jesús, no es posible vivir: "Si no coméis y no bebéis el cuerpo y la sangre del Hijo del Hombre (que es Él mismo), no tenéis vida en vosotros". El alimento tenemos que comerlo, asimilarlo, hacernos uno con él y hacerlo con la frecuencia necesaria para que la vida se conserve. Es lo que hemos de hacer con la Eucaristía, nuestro alimento espiritual, si queremos vivir para siempre: hacernos uno con Jesús para poder "permanecer en Él y Él en nosotros".
Propósito: Hoy meditaré con mucha atención en la necesidad de la comunión frecuente.
                 ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                  Viernes. Abril 19 de 2013
J. RUIZ

jueves, 18 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


Si comes de este pan, vivirás para siempre
Si comes de este pan, vivirás para siempre
    "...Y Jesús continuaba diciendo a los discípulos: Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo".
                                                                                 Juan 6, 44-51
       Jesús continúa con su "Sermón Eucarístico" con el que nos instruye acerca de la manera de permanecer siempre en su compañía pues, por ese gran amor que siempre nos ha tenido, decidió volverse Él mismo pan, alimento, "para que quien lo coma, no muera y viva para siempre". Si queremos, entonces, permanecer más cerca de Él, unidos a Él, inmersos en Él, debemos frecuentar la Sagrada Eucaristía con todo el respeto que la dignidad de su divinidad exige, pero también con toda la confianza y la alegría que el amor misericordioso del Padre Bueno nos depara.
Propósito: Hoy tomaré la firme resolución de frecuentar la Eucaristía.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Jueves. Abril 18 de 2013
J. RUIZ

miércoles, 17 de abril de 2013

Piden a Jesús una señal
Yo soy el pan de vida
   "...En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día".
                                                                                                    Juan 6, 35-40
       Juan continúa contándonos las maravillas de la Eucaristía, la forma maravillosa que se inventó Jesús para permanecer con nosotros hasta el final de los tiempos. Y nosotros lo único que tenemos que hacer es creer que es así. Y con base en esa fe, en esa creencia, querer recibirlo con la mayor frecuencia y con el espíritu lo mejor dispuesto posible. Es el pan y el vino que saciarán nuestra hambre y nuestra sed, es el alimento que nos dá la vida eterna. Esa fe es un don gratuito e incondicional de Dios, pero debemos corresponder a ella, buscándola, yendo hacia ella: "Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí, no lo echaré fuera".
Propósito: Hoy buscaré y pediré al Señor, en mi oración, que aumente mi fe.
                      ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                       Miércoles. Abril 17 de 2013
J. RUIZ

martes, 16 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Piden a Jesús una señal
Piden a Jesús una señal
    "...Ellos entonces dijeron a Jesús: ¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed".
      Juan 6, 30-35
       A los judíos del tiempo de Jesús, después de ver y ser testigos del prodigio de la multiplicación del alimento, parece que sólo les interesaba eso: que les dieran de comer y les solucionaran sus problemas, y ya. No querían creer, no querían hacer ningún compromiso de cambiar su modo de vida, y seguían esperando al Mesías prometido, pero que ya ellos habían diseñado en su interior de acuerdo con sus necesidades y expectativas: un personaje poderoso que habría de librarlos del yugo de los opresores romanos. También hoy, el hombre moderno, oprimido por las necesidades que crea el consumismo y el materialismo egoístas, sigue buscando su liberación sin comprender que sólo la encontrará en el Evangelio, porque la sed de infinito y el hambre de trascendencia, yacentes en el corazón del hombre, sólo podrán ser calmadas con el "agua que salta para la vida eterna" y "el pan que baja del cielo y da la vida al mundo".
Propósito: Hoy pediré al Señor me ayude desprenderme cada día más de los bienes materiales.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                    Martes. Abril 16 de 2013
J. RUIZ

lunes, 15 de abril de 2013

ANUNCIAR, TESTIMONIAR, ADORAR

 Papa Francisco | Fuente: Vatican.va
Tú, yo, ¿adoramos al Señor?
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco del III Domingo de Pascua en la Basílica de San Pablo Extramuros. 14-04-2013
 
Tú, yo, ¿adoramos al Señor?
Tú, yo, ¿adoramos al Señor?
Queridos Hermanos y Hermanas:

Me alegra celebrar la Eucaristía con ustedes en esta Basílica. Saludo al Arcipreste, el Cardenal James Harvey, y le agradezco las palabras que me ha dirigido; junto a él, saludo y doy las gracias a las diversas instituciones que forman parte de esta Basílica, y a todos ustedes. Estamos sobre la tumba de san Pablo, un humilde y gran Apóstol del Señor, que lo ha anunciado con la palabra, ha dado testimonio de él con el martirio y lo ha adorado con todo el corazón. Estos son precisamente los tres verbos sobre los que quisiera reflexionar a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado: anunciar, testimoniar, adorar.


¿Somos capaces de llevar la Palabra de Dios a nuestros ambientes de vida?

En la Primera Lectura llama la atención la fuerza de Pedro y los demás Apóstoles. Al mandato de permanecer en silencio, de no seguir enseñando en el nombre de Jesús, de no anunciar más su mensaje, ellos responden claramente: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres». Y no los detiene ni siquiera el ser azotados, ultrajados y encarcelados. Pedro y los Apóstoles anuncian con audacia, con parresia, esto que han recibido, el Evangelio de Jesús. Y nosotros, ¿somos capaces de llevar la Palabra de Dios a nuestros ambientes de vida? ¿Sabemos hablar de Cristo, de lo que representa para nosotros, en familia, con los que forman parte de nuestra vida cuotidiana? La fe nace de la escucha, y se refuerza con el anuncio.


¿Cómo doy yo testimonio de Cristo con mi fe?

Pero demos un paso más: el anuncio de Pedro y de los Apóstoles no consiste sólo en palabras, sino que la fidelidad a Cristo entra en su vida, que queda transformada, recibe una nueva dirección, y es precisamente con su vida con la que dan testimonio de la fe y del anuncio de Cristo. En el Evangelio, Jesús pide a Pedro por tres veces que apaciente su grey, y que la apaciente con su amor, y le anuncia: «Cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras» (Jn 21,18). Esta es una palabra dirigida a nosotros, los Pastores: no se puede apacentar el rebaño de Dios si no se acepta ser llevados por la voluntad de Dios incluso donde no queremos, si no hay disponibilidad para dar testimonio de Cristo con la entrega de nosotros mismos, sin reservas, sin cálculos, a veces a costa incluso de nuestra vida. Pero esto vale para todos: el Evangelio ha de ser anunciado y testimoniado. Cada uno debería preguntarse: ¿Cómo doy yo testimonio de Cristo con mi fe? ¿Tengo el valor de Pedro y los otros Apóstoles de pensar, decidir y vivir como cristiano, obedeciendo a Dios? Es verdad que el testimonio de la fe tiene muchas formas, como en un gran mural hay variedad de colores y de matices; pero todos son importantes, incluso los que no destacan.


La clase media de la santidad

En el gran designio de Dios, cada detalle es importante, también el pequeño y humilde testimonio tuyo y mío, también ese testimonio escondido de quien vive con sencillez su fe en lo cotidiano de las relaciones de familia, de trabajo, de amistad. Hay santos del cada día, los santos «ocultos», una especie de «clase media de la santidad», como decía un escritor francés, una clase media de la santidad de la que todos podemos formar parte. Pero en diversas partes del mundo hay también quien sufre, como Pedro y los Apóstoles, a causa del Evangelio; hay quien entrega la propia vida por permanecer fiel a Cristo, con un testimonio marcado con el precio de su sangre. Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve, debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye en nuestros labios, y dar gloria a Dios. Me viene a la memoria ahora un consejo que San Francisco de Asís daba a sus hermanos: «Prediquen el Evangelio y, si fuera necesario, también con las palabras». Predicar con la vida, el testimonio (aplausos). La incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, minan la credibilidad de la Iglesia.


Una intimidad de diálogo y de vida

Pero todo esto solamente es posible si reconocemos a Jesucristo, porque es él quien nos ha llamado, nos ha invitado a recorrer su camino, nos ha elegido. Anunciar y dar testimonio es posible únicamente si estamos junto a él, justamente como Pedro, Juan y los otros discípulos estaban en torno a Jesús resucitado, como dice el pasaje del Evangelio de hoy; hay una cercanía cotidiana con él, y ellos saben muy bien quién es, lo conocen. El Evangelista subraya que «ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor» (Jn 21,12). Y esto es un punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como «el Señor», lo adoremos.

El pasaje del Apocalipsis que hemos escuchado nos habla de la adoración: miríadas de ángeles, todas las creaturas, los vivientes, los ancianos, se postran en adoración ante el Trono de Dios y el Cordero inmolado, que es Cristo, a quien se debe alabanza, honor y gloria (Cf. Ap 5,11-14).


¿Qué quiere decir adorar a Dios?

Quisiera que nos hiciéramos todos una pregunta: Tú, yo, ¿adoramos al Señor? ¿Acudimos a Dios sólo para pedir, para agradecer, o nos dirigimos a él también para adorarlo? Pero, entonces, ¿qué quiere decir adorar a Dios? Significa aprender a estar con él, a pararse a dialogar con él, sintiendo que su presencia es la más verdadera, la más buena, la más importante de todas. Cada uno de nosotros, en la propia vida, de manera consciente y tal vez a veces sin darse cuenta, tiene un orden muy preciso de las cosas consideradas más o menos importantes. Adorar al Señor quiere decir darle a él el lugar que le corresponde; adorar al Señor quiere decir afirmar, creer – pero no simplemente de palabra – que únicamente él guía verdaderamente nuestra vida; adorar al Señor quiere decir que estamos convencidos ante él de que es el único Dios, el Dios de nuestra vida, de nuestra historia.

Esto tiene una consecuencia en nuestra vida: despojarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que tenemos, y en los cuales nos refugiamos, en los cuales buscamos y tantas veces ponemos nuestra seguridad. Son ídolos que a menudo mantenemos bien escondidos; pueden ser la ambición, la carrera, el gusto del éxito, el poner en el centro a uno mismo, la tendencia a estar por encima de los otros, la pretensión de ser los únicos amos de nuestra vida, algún pecado al que estamos apegados, y muchos otros. Esta tarde quisiera que resonase una pregunta en el corazón de cada uno, y que respondiéramos a ella con sinceridad: ¿He pensado en qué ídolo oculto tengo en mi vida que me impide adorar al Señor? Adorar es despojarse de nuestros ídolos, también de esos más recónditos, y escoger al Señor como centro, como vía maestra de nuestra vida.


Anunciar, testimoniar, adorar

Queridos hermanos y hermanas, el Señor nos llama cada día a seguirlo con valentía y fidelidad; nos ha concedido el gran don de elegirnos como discípulos suyos; nos envía a proclamarlo con gozo como el Resucitado, pero nos pide que lo hagamos con la palabra y el testimonio de nuestra vida en lo cotidiano. El Señor es el único, el único Dios de nuestra vida, y nos invita a despojarnos de tantos ídolos y a adorarle sólo a él. Anunciar, testimoniar, adorar. Que la Santísima Virgen María y el Apóstol Pablo nos ayuden en este camino, e intercedan por nosotros. Así sea. 

Bajado por: J. RUIZ

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

La muchedumbre en busca de Jesús
La muchedumbre en busca de Jesús
   "...Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?»Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello. Ellos le dijeron: ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios? Jesús les respondió: La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado". 
            Juan 6, 22-29 
       Debemos cuidarnos de que la oración que dirigimos a Dios no sea una fórmula mágica para obtener deseos y cosas que en nada contribuyen a saciar la sed de trascendencia que hay en el corazón del hombre. Nada que obtengamos en logros materiales nos colmará: una vez conseguido lo que buscamos ya estamos deseando algo más. Y ese "algo más" sólo podrá ser saciado si existe Dios que, con su amor infinito por nosotros, trascienda el espacio y el tiempo que nos aprisionan. Busquemos, pues, a Jesús "por el alimento que permanece para  vida eterna" y que solamente Él puede darnos, porque para eso fue enviado.
Propósito: Hoy revisaré la forma de mi oración al Padre.
                  ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                   Lunes. Abril 15 de 2013
J. RUIZ

domingo, 14 de abril de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Jesús resucitado con sus discípulos
Jesús resucitado con sus discípulos
    "...Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: Voy a pescar. Le contestan ellos: También nosotros vamos contigo. Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: Muchachos, ¿no tenéis pescado? Le contestaron: No El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: Es el Señor, se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: Traed algunos de los peces que acabáis de pescar. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? Le dice él: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis corderos. Vuelve a decirle por segunda vez: Simón de Juan, ¿me amas? Le dice él: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas. Le dice por tercera vez: Simón de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ¿Me quieres? y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: Sígueme".
                          Juan 21, 1-19
       La pregunta que por tres veces dirige Jesús a Pedro, averiguando si de veras lo ama, nos indica que sólo viviendo en el amor podemos cumplir la misión para la que fuimos destinados. Y Pedro, arrepentido y triste porque Jesús parece dudar de él, protesta que Él lo sabe todo y por lo tanto sabe que sí lo ama y que, con su ayuda, ya no lo negará nunca más y, por el contrario, lo proclamará y será su testigo hasta la la muerte. Aprendamos con Pedro, con  el discípulo amado y con los otros, a reconocer a Dios en la mañana nebulosa de nuestras vidas, cuando talvez las penas y el desencanto de "pasar la noche fatigados y sin pescar nada", nos hagan dudar, y echemos con confianza las redes y nuestra pesca será abundante y gratificadora.
Propósito: Hoy repetiré mi confesión de amor a Jesús cada que lo recuerde.
                  ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                   Domingo. Abril 14 de 2013
J. RUIZ

sábado, 13 de abril de 2013

LA FE ES UN ASUNTO DE AMOR


¿ME AMAS?

¿Me amas...?

Esta pregunta que el resucitado dirige a Pedro nos recuerda a todos los que nos decimos creyentes que la vitalidad de la fe no es un asunto de comprensión intelectual, sino de amor a Jesucristo.

Es el amor lo que permite a Pedro entrar en una relación viva con Cristo resucitado y lo que nos puede introducir también a nosotros en el misterio cristiano. El que no ama, apenas puede «entender» algo acerca de la fe cristiana.

No hemos de olvidar que el amor brota en nosotros cuando comenzamos a abrirnos a otra persona en una actitud de confianza y entrega que va siempre más allá de razones, pruebas y demostraciones. De alguna manera, amar es siempre «aventurarse» en el otro.

Así sucede también en la fe cristiana. Yo tengo razones que me invitan a creer en Jesucristo. Pero si le amo, no es en último término por los datos que me facilitan los investigadores ni por las explicaciones que me ofrecen los teólogos, sino porque él despierta en mí una confianza radical en su persona.

Pero hay algo más. Cuando queremos realmente a una persona concreta, pensamos en ella, la buscamos, la escuchamos, nos sentimos cerca. De alguna manera, toda nuestra vida queda tocada y transformada por esa persona, por su vida y su misterio.

La fe cristiana es «una experiencia de amor». Por eso, creer en Jesucristo es mucho más que «aceptar verdades» acerca de él. Creemos realmente cuando experimentamos que él se va convirtiendo en el centro de nuestro pensar, nuestro querer y todo nuestro vivir.

Un teólogo tan poco sospechoso de frivolidades como K. Rahner no duda en afirmar que sólo podemos creer en Jesucristo «en el supuesto de que queramos amarle y tengamos valor para abrazarle».

Este amor a Jesucristo no reprime ni destruye nuestro amor a las personas. Al contrario, es justamente el que puede darle su verdadera hondura, liberándolo de la mediocridad y la mentira. Cuando se vive en comunión con Cristo es más fácil descubrir que eso que llamamos tantas veces «amor» no es sino el «egoísmo sensato y calculador» de quien sabe comportarse hábilmente sin arriesgarse nunca a amar con desinterés a nadie.

La experiencia del amor a Cristo podría darnos fuerzas para liberar nuestra existencia de tanta sensatez fría y calculadora, para amar incluso sin esperar siempre alguna ganancia, para renunciar al menos alguna vez a pequeñas y mezquinas ventajas en favor de otro.

Tal vez algo realmente nuevo se produciría en nuestras vidas si fuéramos capaces de escuchar con sinceridad la pregunta del resucitado: «Tú, ¿me amas?»
                                                                                              José Antonio Pagola

Bajado por: J. RUIZ