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El que tenga oídos, que oiga |
"...Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento: otros, sesenta: otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Mateo 13, 1-9
En esta escena Evangélica Jesús sale a dar un paseo y se sienta cerca al lago hasta donde llega la gente ansiosa de escuchar su Palabra. Él se sube a una barca y desde allí "les habló mucho rato en parábolas". La gente se toma tiempo para escuchar a Jesús, para meditar en sus Palabras, y el tiempo pasa y parece que no se dan cuenta. ¡Tan absortos están y de tal paz llenan esas palabras sus corazones! ¿Porqué nosotros no dejamos de conformarnos con ir cada semana a misa y escuchar el Evangelio del día, y tomamos nuestra Biblia, así sea de vez en cuando, nos retiramos a un sitio tranquilo y, en silencio y sin afanes, escuchamos sus Palabras con atención, meditándolas, saboreándolas? Veremos cómo la paz y la tranquilidad llegan a nosotros dejándonos mucho más descansados y dispuestos a la lucha diaria que si hubiéramos estado en una sesión de terapia. "Venid a mí los que estéis cansados y agobiados que yo os aliviaré".
Propósito: Hoy leeré mi Biblia sin afanes y con los oídos abiertos.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Miércoles. Julio 23 de 2014
J. RUIZ
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