domingo, 13 de julio de 2014

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

¿Qué tipo de tierra eres tú?
¿Qué tipo de tierra eres tú?
   "...Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento: otros, sesenta: otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga. Se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: -¿Por qué les hablas en parábolas? Él les contestó: -A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure. Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta". 
                                                                                                            Mateo 13, 1-23
        La Palabra del Maestro, el Evangelio, es la semilla: la proclamación de esa Palabra es la siembra, es la evangelización; y la cosecha de esa siembra, si la semilla cae en tierra buena, es la salvación del hombre, la salvación del mundo. El Sembrador por antonomasia, por derecho propio, pues produjo la semilla, es Jesús. Pero también nosotros podemos y debemos ser sembradores, pues esa es la forma de compartir la alegría de la gracia que es el  poder conocer su Palabra. Y además debemos ser "tierra buena", bien abonada y libre de abrojos, de zarzas y malezas que puedan ahogarla en el momento de nacer, para poder producir frutos buenos y abundantes con un rendimiento del ciento por uno, como es el deseo del Sembrador.
Propósito: Hoy pediré al Sembrador que me haga "tierra buena" donde su Palabra pueda producir frutos buenos y abundantes.
                      ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                       Domingo. Julio 13 de 2014
J. RUIZ

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