"...Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo".
Mc 1,1-8
Mc 1,1-8
Juan, el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, vino a una única misión: Preparar los caminos del Señor.- El Señor, el Enviado, el Mesías, portador de la Buena Nueva de la Salvación para el Nuevo Reino que ya, con Él, llega a esta tierra. Pero esta misión no ha terminado. Y quienes nos decimos cristianos, la Iglesia católica concretamente, debemos ser los profetas de estos tiempos, para seguir proclamando la noticia del Reino y preparando los caminos del Señor, mediante la conversión personal de vida. Debemos seguir siendo sus mensajeros y sus testigos, pregonando, a los cuatro vientos, con nuestras palabras, pero sobretodo, con nuestro testimonio personal, la manera de vivir la vida que Jesús nos enseñó, amándole sobre todas las cosas y sirviéndoles a Él y a los demás como Él mismo lo hizo.
Propósito: Hoy procuraré que mi día sea de amor y de servicio.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Domingo. Diciembre 10 de 2017
J. RUIZ
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