lunes, 18 de diciembre de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

   "...En tiempo de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad. Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Zacarías dijo al ángel: ¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad. El ángel le respondió: Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres".
                                                                                                             Lucas 1, 5-25
      El tiempo de Adviento es tiempo de humildad, de fe y de esperanza.- El Evangelio de estos días nos habla de eso y el de hoy, además, de duda, de falta de fe. Es lo que le pasó a Zacarías, quien, a pesar de ser hombre justo y dedicado a servir al Señor en el templo, vaciló a la hora de creer que Él había escuchado sus palabras y respondería a sus peticiones de poder tener un hijo. Talvez no creyó que ello fuera posible, ya que, tanto él como su mujer, eran de edad avanzada. Se le olvidó que para Dios todo es posible y, en su bondad e infinita misericordia, siempre escucha a quien le pide con fe y con la humildad de quien es consciente de que, por sí solo, no es más que un instrumento y que todo se lo debemos a aquel que nos creó. Abramos nuestro corazón de manera especial en estas navidades y dejemos a Dios obrar libremente en él.
Propósito: Hoy reitero mi petición: Señor, aumenta mi fe y ayuda a mi incredulidad.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Martes. Diciembre 19 de 2017
J. RUIZ 

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