"...En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: ¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras". Mateo 11, 16-19 Sin querer proferir una blasfemia a veces pienso que Jesús se queda confundido: como que nos nos puede comprender.- Es que son tantas nuestras excusas para mostrarnos inconformes que Él se pregunta: "¿con quién compararé esta generación"? Ya desde el Paraíso la defensa de Adán, ante la embarrada cometida, fue echarle la culpa a Eva, ésta, a la serpiente, y así, hasta el día de hoy cuando las excusas sobran para no aceptar las invitaciones permanentes que Jesús nos hace para acercarnos al camino que nos ha de llevar al Nuevo Reino de la paz, la justicia y el amor: compré unos terrenos y tengo que ir a verlos, compré un carro nuevo y tengo que ir a probarlo. Decía Benedicto XVI: "Jesús es el Dios que viene y nosotros parecemos el hombre que se va". Es como si le tuviéramos miedo. Y esto debe ser por falta de humildad, por vergüenza de "hacernos pequeños", de abajarnos, de menguarnos, como nos pedía el Bautista, para abandonarnos en la misericordia infinita de su Divina Providencia. Propósito: Hoy recordaré que si quiero ser grande en el Reino de los cielos, tengo que proceder como un niño, con la fe puesta en la confianza de su padre. ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO ! Viernes. Diciembre 15 de 2017
J. RUIZ
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