jueves, 28 de diciembre de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...Cuando se cumplieron los días de la purificación de María, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada te atravesará el alma a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones".
                                                                                                   Lucas 2, 22-35
      Simeón supo que tenía en sus brazos la Luz para alumbrar a los pueblos que andaban en tinieblas.- Y esa Luz era Jesús y para caminar con esa luz, al hacerse Hijo, nos hizo hermanos, por lo que caminar en fraternidad es el sello, el distintivo, de ser ser sus seguidores. Así lo vio Simeón por la gracia del Espíritu Santo, pero también, que sería "señal de contradicción", como lo serían los que se decidieran a seguir sus pasos, como María, a quien por eso mismo, "una espada atravesaría el alma". Sigamos, pues, esa Luz y nunca nos saldremos del camino, por más densas que sean las tinieblas. Invoquemos a María que ella sabe como nadie la mejor manera de seguir a su Hijo, compartiendo con nosotros "aquellas cosas que meditaba y guardaba en su corazón". 
Propósito: Hoy, Señor, quiero que me ayudes a sentirme hijo del Padre y hermano tuyo, caminando en fraternidad con mis hermanos.
                   ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                  Viernes. Diciembre 29 de 2017
J. RUIZ 

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