domingo, 26 de junio de 2016

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Jesús no vino a perder (a condenar) a los hombres, sino a salvarlos  "...Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?. Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. A otro dijo: Sígueme. Él respondió: Déjame ir primero a enterrar a mi padre. Le respondió: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. También otro le dijo: Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa. Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".
                   Lucas 9, 51-62
       "Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado", nos dice Pablo en la carta a los gálatas. Pero, cuando Él nos dice que no podemos ir a enterrar a nuestro padre, ni a despedirnos de la familia, para seguirle, parece como una intolerancia propia, esa sí, de la peor esclavitud. La diferencia está en que el seguimiento que Jesús quiere tiene que ser voluntario, por libre determinación. Y uno no se somete a algo así, sino por amor. Ese es el amor verdaderamente libre: el que voluntariamente escoge someterse a la radicalidad del ser amado. Aunque ello implique dejar la seguridad de tener "un lugar donde reclinar la cabeza"; aunque por ello vengan insultos y persecuciones, desprecios e incomprensiones, soportados sin violencia alguna de nuestra parte, aunque talvez pudiéramos pedir "que baje fuego del cielo y los consuma". Nada de eso nos importa, si estamos enamorados. El amor es comprensión, perdón y misericordia y es total, sin medida. Es una libre esclavitud.
Propósito: Hoy quiero meditar en la libertad que Jesús me concede para que decida si le sigo o no.
                            ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                                Domingo. Junio 26 de 2016
J. RUIZ

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