Mateo 6, 19-23
En el cielo cada uno tenemos nuestra bodega donde vamos acumulando las riquezas que sí tienen valor permanente, pues ni las crisis económicas, ni los ladrones, ni el óxido pueden destruirlas. Ellas son: las buenas acciones que, por amor a Dios y a nuestros hermanos, podamos hacer con las riquezas perecederas de la tierra; las palabras de aliento que un día podamos dirigir desde el fondo de nuestro corazón a alguien abrumado por cualquier circunstancia; el pan que otro día podamos compartir con alguien que tiene hambre; en fin, las bienaventuranzas que podamos poner en práctica, con compasión, perdón y perseverancia, o, como decíamos ayer, con "recta intención", que es el ojo, la "luz del cuerpo" de que habla Jesús, para poder alumbrar nuestra propia oscuridad.
Propósito: Hoy quiero, Señor, poner mis ojos, mi "recta intención", en tus manos para que vean como tú ves.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Viernes. Junio 17 de 2016
J. RUIZ
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