sábado, 20 de septiembre de 2014

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Explicación de la parábola del sembrador
Explicación de la parábola del sembrador
   "...En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola: Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó al borde del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre terreno pedregoso, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los del borde del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia".
                             Lucas 8, 4-15 
       "La simiente es la Palabra de Dios". Y la Palabra de Dios es Jesús. O sea que la semilla es el mismo Jesús. Y a nosotros nos toca ser la tierra en donde Él la ha sembrado. Pero, como Él mismo lo explica, a veces estamos tan distraídos con las cosas materiales, que ni nos damos cuenta de que nos ha llegado; o son tales los afanes por atender los reclamos del mundo, que a poco se nos olvida lo que escuchamos, como cuando, los domingos, después de la misa, no somos capaces de recordar las lecturas. O, si no utilizamos el abono de la oración constante y humilde, para que crezca sana y fuerte y pueda rendir al ciento por uno, como es el deseo del Sembrador. Pidamos al Padre nos conceda y nos ayude a ser buena tierra donde su Palabra encuentre los nutrientes necesarios que le hagan producir una buena cosecha.
Propósito: Hoy no olvidaré los cuidados que necesita la semilla para germinar y crecer con fuerza para frutecer con rendimiento.
                   ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                    Sábado. Septiembre 20 de 2014
J. RUIZ

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