Ángeles Gabriel, Miguel y Rafael
"...Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Juan 1,47-51
La vida evangélica está basada en el servicio a los demás, según las palabras y las actuaciones de Aquel "que vino para servir y no para ser servido". Y a los mismos ángeles los ha puesto el Señor a servirnos a nosotros trayéndonos sus mensajes, como a María y a tantos personajes del Antiguo Testamento; a guiarnos como a Tobías hijo, para poder llevar a feliz término la misión encomendada; o a sanarnos, como al padre de Tobías, a quien curó de su ceguera. Son la gran ayuda que el Señor, en su bondad infinita, ha dispuesto para facilitarnos el fácil tránsito por los caminos de la vida: son nuestros ángeles de la guarda a quienes nuestras madres, desde niños, nos enseñaron a querer y a invocar: "Ángel de mi guarda, mi dulce compañía: no me desampares ni de noche ni de día".
Propósito: Hoy no olvidaré repetir la jaculatoria a mi ángel de la guarda.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Lunes. Septiembre 29 de 2014
J. RUIZ
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