La responsabilidad de quienes nos decimos seguidores del Maestro es muy grande, porque Él nos ha dado poder y autoridad y nos ha enviado a proclamar el Reino y a curar. Y, además, nos dice que no tomemos nada para el camino. O sea que, como Dios es, digamos, el "Jefe de Campaña", Él se hará cargo de toda la logística. Esto implica, de nuestra parte, dos condiciones: fe en ese Reino de Paz y de Justicia, capaz de despegarnos de las comodidades que el mundo nos ofrece, y esperanza cierta de que Él sí proveerá todo lo necesario para la eficacia de nuestro trabajo, y así poder librar al mundo de esos demonios mentales que son la esquizofrenia, el estrés, la histeria, la neurosis, la depresión, que lo mantienen en el diván de los siquiatras y a punta de pastillas. Oración, acogida y servicio, todo eso con amor, es la receta.
Propósito: Hoy mi oración será una repetición: ¡Dios proveerá!
¡ FELIZ DÁIA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
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