jueves, 17 de septiembre de 2015

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


El mundo necesita es Amor   "...En aquel tiempo un fariseo le rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando Jesús en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora. Jesús le respondió: Simón, tengo algo que decirte. Él dijo: Di, maestro. Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más? Respondió Simón: Supongo que aquel a quien perdonó más. Él le dijo: Has juzgado bien, y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra. Y le dijo a ella: Tus pecados quedan perdonados. Los comensales empezaron a decirse para sí: ¿Quién es éste que hasta perdona los pecados? Pero Él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado. Vete en paz".
                                                                                                         Lucas 7, 36-50
       El amor es como una cadena de repeticiones: cuando se perdona a alguien una ofensa, ese amor generado por la persona que perdona, genera, a su vez, amor, en la persona perdonada. Así lo ve y lo comprende aquella pecadora en presencia de Jesús, al sentir que no la juzga, sino que la compadece, la perdona, y la ama. Y le devuelve ese amor lavándole los pies con sus lágrimas y enjugándolas con sus cabellos. Y lo mismo ocurrirá si nosotros somos capaces de mirar con amor, compasión y misericordia a los que, de alguna manera, nos puedan ofender. ¿Seremos capaces? ¡Qué distinto sería el mundo si todo ese amor que hemos recibido de Jesús, lo devolviéramos compartido con todos los que lo necesitan! Puede ser difícil hacerlo, pero luchemos por ello que Él no nos negará su ayuda para poder lograrlo.
Propósito: Hoy trataré de hacer lo que me corresponda, con amor.
                 ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                  Jueves. Septiembre 17 de 2015
J. RUIZ

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