Si amamos a los que nos aman ¿qué mérito tenemos?, nos pregunta Jesús. Y es cierto. Así somos iguales a los demás. Y los cristianos, los que nos decimos seguidores de Jesús, debemos distinguirnos de alguna manera de los que no lo son, además de luchar para que todos lo seamos. Y ¿qué mayor signo de contradicción con el mundo que amar a los enemigos? ¿Muy difícil? Seguramente que sí. Pero ése es el mandato del Padre y hay que cumplirlo. En nuestro martirizado país ¿será que esto es posible? ¿Seremos capaces de perdonar a las FARC, al ELN, o al EPL el daño inmenso que nos han causado en más de medio siglo de atentar contra nosotros? ¿Y más cuando sabemos y vemos que ninguno de esos movimientos muestra ni manifiesta el más mínimo arrepentimiento por lo hecho y, además, insisten en que su lucha ha sido en nombre del pueblo? Yo no he encontrado aun a nadie que me diga que le ha dado el poder a alguno de ellos par asesinar a campesinos indefensos o a niños inocentes, o para emboscar soldados o mutilarlos con las inhumanas minas quiebrapatas. Es muy difícil, en estas condiciones, conceder perdón. Pero Jesús así nos lo enseñó, no sólo con sus palabras de compasión y misericordia, sino con el perdón total a quienes lo torturaron y crucificaron. Somos cristianos y, por eso, amamos a nuestros enemigos, les bendecimos y oramos por ellos. Y por eso somos diferentes, como nuestro ejemplo y estandarte, que es Jesús.
Propósito: Hoy haré una oración por los guerrilleros de nuestro país.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
J. RUIZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario