martes, 6 de marzo de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


    "...En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Y les propuso esta parábola: el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré." Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré." Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?" Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano".
                                                                                                           Mateo 18, 21-35

      Si estamos tratando de imitar a Jesús, tenemos que perdonar siempre.- Sin límites, como Él lo hizo. Y como lo sigue haciendo con nosotros que a diario le estamos ofendiendo. Y ese perdón de Él tiene que hacerse extensivo de nosotros hacia nuestros hermanos. Si no, no le estamos siguiendo. Pero tenemos que querer hacerlo, para que no nos pase como a aquel siervo desagradecido que, aun viendo la deuda inmensa que le perdonaron, no es capaz de condonar a su hermano las chichigüas que le debía. Es difícil, es duro. Ya a Pedro le parecía que era mucho perdonar siete veces. Lo que pasa es que el perdón es una acto consciente, es una acción voluntaria, no sólo es una cuestión del corazón. Una gran ayuda es recordar la deuda impagable que nosotros hemos contraído con Dios y que, sin embargo, Él cancela con sólo que le pidamos perdón, arrepentidos. Y que, si yo borro la deuda que alguien tenga conmigo, el Señor borrará la que yo tenga con Él.
Propósito: hoy miraré si le tengo alguna cuenta a alguien y la sacaré de mis libros.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                      ¡ PERDONA A TU PUEBLO, SEÑOR. PERDÓNALE, SEÑOR !
                                                                 Martes. Marzo 6 de 2018
J. RUIZ

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