jueves, 15 de marzo de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado. Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?"
                                                                                                              Juan 5, 31-47

       No nos bastan los testimonios del Padre, de Juan, ni de las Escrituras. Preferimos hacernos un becerro de oro y adorarle.- Fabricarnos un dios a la medida de nuestras conveniencias, esa ha sido muchas veces, desde el principio de los tiempos, nuestra actitud. Leemos las Escrituras y, a pesar de que ellas nos dan testimonio de su gloria, de su poder y de su bondad, no queremos acercarnos a recibir la vida eterna que ellas nos ofrecen, porque nos parece más cómoda y más conveniente la forma de vida que el mundo nos brinda, enmarcada en gustos y colores brillantes, en lugar de los opacos y amargos de los sufrimientos que implican la Cruz y la Pasión. No significa nada para nosotros el saber que todo eso es sólo por el inmenso amor que el Padre nos tiene y que lo manifiesta precisamente en esa presencia trágica de su Hijo en nuestras vidas, para sacarnos del abismo del pecado con sus brazos poderosos siempre abiertos para acogernos. Sólo con amor podremos entender y comprender ese misterio que no debería ni preocuparnos: simplemente dejémonos abrasar por él y que se haga vida en nosotros.
Propósito: Hoy trataré de identificar los "becerros de oro" a los que aun continúo rindiendo culto para ver la forma de desecharlos.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                   Jueves. Marzo 15 de 2018
J. RUIZ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario