domingo, 24 de marzo de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA



Jesús celebra la Pascua con sus discípulos
Jesús celebra la Pascua con sus discípulos
   "...Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios. Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa. Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado! Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello..."
                                                                                               Lucas 22, 14--23, 56
        La narración de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo que nos trae hoy la Iglesia en el Evangelio de Lucas, tiene tres momentos culminantes: La comida de despedida de sus amigos con la institución de la Sagrada Eucaristía, la entrada entre aplausos y batir de palmas en Jerusalén y la crucifixión y muerte terribles de Jesús en el Calvario. Es como un recorderis y un resumen del gran misterio de amor que fue la vida terrena de Jesús: vivió compartiendo con todos, especialmente con los pobres y desposeídos, sirviéndoles y haciendo el bien, y se inventa la forma de quedarse entre nosotros hasta el fin de los tiempos; su entrada en Jerusalén, aclamado por ese pueblo al que ha amado y servido todo el tiempo, nos muestra una manera distinta de reinar, no con el poder político o de las armas, sino con los lazos irrompibles del amor compasivo y misericordioso; y su muerte, cruel y descarnada, en la cima del Calvario, nos recuerda de manera imborrable, la inmensidad de ese amor que todo lo soportó por nosotros. Que las celebraciones de esta Semana Santa nos lleven a una mejor comprensión de los hechos que tuvieron lugar hace ya más de dos mil años, y que esta comprensión nos acerque a una verdadera conversión interior y que se manifieste en un cambio positivo de vida al servicio de Dios y de los demás.
Propósito: En esta Semana Mayor leeré atentamente las narraciones evangélicas de la Pasión del Señor.
                         ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                        Domingo de Ramos. Marzo 24 de 2013                                                                                                                               

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