domingo, 10 de marzo de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Un Padre con corazón de madre
Un Padre con corazón de madre
   "...En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano. El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado! Pero él le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."
                                                                                         Lucas 15, 1-3.11-32                                                                                                                                                                                   Hoy es el domingo de la alegría porque se celebra la misericordia del Señor. Y ¿qué más motivo podría haber para alegrarse que saber que nuestro Padre es infinitamente misericordioso? Allí está Él, en la figura del padre de la parábola, con sus ojos puestos en las vueltas del camino, por donde un día se marchó su hijo ingrato, esperando verlo regresar, para correr a abrazarlo y a besarlo y a hacer una fiesta de ese reencuentro, sin mencionar siquiera la dolorosa situación pasada. Y ese corazón del Padre Bueno está tan lleno de misericordia que no se inmuta siquiera al ver la reacción claramente molesta de su otro hijo, sino que le explica los motivos de su alegría y de la conveniencia de la fiesta para celebrar su regreso. El camino a la casa del Padre, al corazón del Padre, es la reconciliación con Él, con nosotros mismos (recuperar la dignidad de hijos), y con los demás (reconocer que somos hermanos). Que esta Cuaresma, por medio del ayuno (capacidad de renunciar voluntariamente a bienes legítimos), la limosna (no sólo como acto de caridad, sino como capacidad de compartir) y la oración (comunicación íntima con el Padre), sea para nosotros motivo de verdadera conversión que nos lleve al camino del corazón del Padre, de la Casa del Padre, donde hay preparadas muchas moradas para cada uno de nosotros.
Propósito: Hoy examinaré si tengo reconciliaciones pendientes.
                   ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                    Domingo. Marzo 10 de 2013
J. RUIZ

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