lunes, 18 de marzo de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


Jesús, luz del mundo   "...En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. Los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale. Jesús les respondió: Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado. Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de mí. Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Estas palabras las pronunció junto al arca de las ofrendas, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora". 
                                                                                                Juan 8, 12-20
       Lo mismo que los fariseos de los tiempos de Jesús, aun hoy muchos siguen negando su testimonio porque "el testimonio de sí mismo no vale". Pero Él dijo: "Yo soy la luz del mundo", y la luz, no sólo alumbra el camino, los lugares y las cosas por donde va, sino que a sí misma se hace visible, se muestra a sí misma. ¿Qué otra clase de testimonio hace falta? Y sin embargo Jesús dá otro testimonio: "También el que me ha enviado, el Padre, dá testimonio de mí". Y en otra parte dice que también sus obras dan testimonio de Él. Y es evidente que es la verdad: la luz de su Palabra ilumina toda nuestra existencia. Tanto las horas buenas como las de angustia y desolación, a la luz de su presencia liberadora, se aclaran  y se hacen comprensibles a nuestra mente limitada. Y a la vez, si somos verdaderos seguidores suyos, esa luz se reflejará en nosotros  y se hará visible para otras personas que también puedan estar extraviadas en la oscuridad de sus caminos.
Propósito: Hoy pediré al Padre su ayuda para poder reflejar siquiera un poco de su luz con mi testimonio de vida.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                         Lunes. Marzo 18 de 2013
 J. RUIZ

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