jueves, 19 de septiembre de 2019

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...En aquel tiempo un fariseo le rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando Jesús en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora. Jesús le respondió: Simón, tengo algo que decirte. Él dijo: Di, maestro. Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más? Respondió Simón: Supongo que aquel a quien perdonó más. Él le dijo: Has juzgado bien, y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra. Y le dijo a ella: Tus pecados quedan perdonados. Los comensales empezaron a decirse para sí: ¿Quién es éste que hasta perdona los pecados? Pero Él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado. Vete en paz".
                                                                             Lucas 7, 36-50
      Nuestra oración debería ser una perpetua donación a Dios y a los demás por todo el amor  y el perdón que hemos recibido.- Donación de nuestros bienes, donación de nuestro tiempo, donación de nuestra vida. El perdón y la misericordia que hemos recibido no son sino amor. Y ¿cómo más sino amando se puede agradecer el amor? Y la recompensa será la verdadera y completa paz que desde siempre busca nuestro corazón. Tanto, pedir perdón como concederlo, puede ser bien difícil y a veces parece hasta imposible. Pero, si somos capaces de entregar todo a Dios, no habrá problemas, Él lo puede y lo sabe todo y será la fuerza y la luz que todo lo resuelva. Y nuestra paz será plena y verdadera, como es el proyecto del Padre.
Propósito: Padre, en tus manos pongo este día que comienza. Ayúdame a amarte en quienes me rodean.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                 Jueves. Septiembre 19 de 2019
J. RUIZ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario