viernes, 21 de septiembre de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Mas Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".
                                                                                                               Mateo 9, 9-13

      No se nace santo, sino que esto es resultado de un proceso que puede durar toda la vida.- Mateo no era un santo, sino un pecador reconocido públicamente, como que era un colaborador de los conquistadores romanos que tenían oprimido al pueblo judío. Pero Jesús lo llamó a seguirlo y toda su vida cambió radicalmente cuando aceptó el llamado. Porque se sintió liberado de aquel compromiso que lo hacía mala persona ante los ojos de sus compatriotas. Sintió que podía resarcirlos, de alguna manera, por los impuestos, talvez injustos, que les había hecho pagar. Porque estaba enfermo de ambición, de conformismo, de ganas de sobresalir, pero al aprender por nuestro Señor Jesucristo, que lo que se necesita es "misericordia y no sacrificio", entendió las fórmula, se la aplicó y fue uno de los pilares en los que, por más de dos mil años, se ha sostenido la Iglesia de la Misericordia y el Perdón.
Propósito: Reconocer que se está enfermo es el principio de la curación.
                            ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                               Sábado. Septiembre 21 de 2018
J. RUIZ

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