sábado, 30 de junio de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...En aquel tiempo, Jesús, cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm. Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste. Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga. Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: Vete, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Y dijo Jesús al centurión: Anda; que te suceda como has creído. Y en aquella hora sanó el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; Él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades".
                                                                              Lucas 7,1-17
      Humildad, amor y fe, viene a enseñarnos hoy un pagano romano.- Un centurión del ejército dominador de un país que se rebaja a suplicar a un judío, miembro del pueblo dominado, que le haga un favor, es algo para pensar. Y que, además, no lo pida para sí, sino para un criado suyo, seguramente también judío, que está en una necesidad y él lo ama mucho, ya como que no se entiende. Pero es que el amor es así: no reconoce barreras, ni se detiene a pensar en obstáculos, sino que crea una fe que es capaz de mover montañas, de secar un  río, de vencer la muerte. Y, como en este caso, puede que no se encuentre entre los elegidos que ya se consideran seguros, sino entre los que apenas están buscando, tanteando entre la oscuridad de sus cuestionamientos. Por eso la admiración de Jesús por él, y  por eso deber ser para nosotros, cristianos acomodados en el facilismo, un ejemplo permanente de: humildad, amor y fe.
Propósito: Hoy daré gracias al Señor por permitirme conocer a personas como el centurión romano del Evangelio y a otras contemporáneas que han exaltado con sus vidas esas tres virtudes.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                          Sábado. Junio 30 de 2018
J. RUIZ 

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