lunes, 9 de abril de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue".
                         Lucas 1, 26-38
      La gesta más grande de la humanidad que culminó con la gloria de la Resurrección, comenzó con la alegría de la Anunciación.- La Iglesia nos recuerda hoy que allí comenzó todo: un Dios pidiéndole a la más humilde de sus criaturas su consentimiento para comenzar a escribir en ella la historia increíble de la salvación. Dios que se abaja hasta el nivel de su criatura para salvarla del abismo a donde ella misma se precipitó. Una historia que sólo habla de amor, que sólo por amor puede realizarse y sólo por amor puede entenderse. Y María es el modelo perfecto para enseñarnos cómo debemos responder: humildad y abandono total en las manos del Creador. "Hágase en mí según tu Palabra", y la alegría y la esperanza perdidas, otra vez iluminaron el mundo con su luz. El amor no tiene miedo y es alegre. Así lo manifiesta Dios por medio del ángel: "Alégrate" y "No temas, María", son palabras también para nosotros y Jesús nos las repetirá en diversas ocasiones.
Propósito: Hoy vivamos, con humildad y alegría, la gloria de la Resurrección.
                           ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                           Lunes. Abril 9 de 2018
J. RUIZ

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