jueves, 5 de abril de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. Estaban hablando de éstas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros. Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo. Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo: Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí. Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas".
      Lucas 24, 35-48

      A pesar de todo lo que "puede ser", según los rumores de las mujeres, los discípulos siguen asustados.- Es que, de veras, no es fácil, tampoco para nosotros, entender cómo alguien, que hemos visto morir, se nos presenta de buenas a primera como si nada, hablándonos y comiendo, y, como si fuera poco, sin saber por dónde llegó. Nos hace falta la fe, la fe sencilla del niño y del carbonero, que solamente creen, sin más vueltas teológicas o filosóficas. El niño que ha desarrollado una verdadera relación de confianza con su padre, cree, sin dudarlo ni un momento, que él es capaz de todo: tiene toda su confianza puesta en él en modo de abandono automático. Por algo Jesús nos insistía tanto en que debemos ser como niños. Luchemos por ello, creamos en Él como el Padre Omnipotente, y nos dará, como a los discípulos, la paz que, creo, es el mayor bien que nos puede dar, después de la vida, pues nos permite vivirla a plenitud.
Propósito: Hoy procuraré continuar con la alegría pascual, confiado en las manos de mi Padre.
                       ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                      Jueves. Abril 5 de 2018
J. RUIZ

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