"...Se celebraba por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno".Juan 10, 22-30
Sólo la fe nos hace capaces de reconocer a Jesús como Hijo de Dios.- Y ésta es un don de Dios, un don gratuito, que Él dá a quien quiere y a quien lo solicita. Y la forma de pedirlo es en la oración sincera y permanente. Es allí donde, en la intimidad de nuestra comunicación con Él, podemos decirle cuánto necesitamos de su ayuda par poder creer que todas esas maravillas que continuamente se suceden en mi favor, son obra exclusiva de su amor por mí; que necesitamos de su asistencia para poder rechazar esas otras maravillas que el mundo nos ofrece, camufladas en colores falsos y efímeros, pero que nos pueden hacer desviar del camino que nos va marcando su huella, y que es Camino de la Verdad y de la Vida. Creamos en Él que es uno con el Padre y digámosle como Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Y que todo sea según su voluntad, como dijo María, la que sí sabía cómo creer.
Propósito: Hoy repetiré mi oración: ¡Señor, aumenta mi fe y ayuda a mi incredulidad!
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Abril 24 de 2018
J. RUIZ
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