jueves, 1 de octubre de 2015

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

 
 
"No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias."   "...En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: Paz a esta casa. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: El Reino de Dios está cerca de vosotros. En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca. Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad".
                                                                                       Lucas 10, 1-12
       El Papa Francisco nos ha estado recordando constantemente la misión que, como cristianos, tenemos todos los bautizados: acoger, sanar y evangelizar a todos en su nombre. Y como logística, nos dice que no llevemos nada, fuera de su Palabra y de su Paz para repartirlas a manos llenas entre los que abran su corazón sin condiciones para recibirlas. De lo demás se encargará la Divina Providencia del Padre Bondadoso que todo lo prevé y todo lo provee. La Iglesia nos propone hoy como modelo de evangelizadora nada menos que a Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona Universal, con San Francisco Javier, de las Misiones. Ella, que a pesar de morir tan joven, 24 años, y de no haber salido jamás de los muros de su convento en Lisieux, alcanzó ese honor aprovechando las pequeñas cosas del diario vivir y ofreciéndolas todas al Señor, por el éxito de los misioneros en lejanas tierras. Imitémosla, recordando siempre las palabras de Jesús: "La mies es mucha, y los obreros pocos".
Propósito: Hoy procuraré ofrecer todas mis actividades, agradables o no, por los misioneros del mundo.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                    Jueves. Octubre 1 de 2015
J. RUIZ
 

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