miércoles, 25 de diciembre de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Y la Palabra se hizo carne
Y la Palabra se hizo carne
   "...En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado". 
                                                             Juan 1, 1-18 
       ¡Al fin ha llegado la Salvación del mundo, el Redentor de la Promesa! Y desde el mismo momento de su llegada ha sentido el rechazo de aquellos a quienes viene a salvar. Las gentes de Belén, ocupadas en sus cosas, no acogieron a esa pareja que buscaba un lugar dónde pasar la noche. La mujer, embarazada, talvez presentía que se acercaba el momento de dar a luz. Por eso su angustia y la de José, su esposo, al tener que irse al campo, a una pesebrera, donde al menos tenían techo, a esperar el nacimiento de su hijo. Pero es que el Hijo de Dios quería nacer entre los suyos: los que no tenían otra riqueza que la fe en la promesa de su Dios. Por eso Él, que es la verdadera riqueza, la Palabra, como lo llama Juan, vino al mundo entre los más pobres, despreciados y excluídos de la sociedad de aquella época: los pastores. Y por eso Dios, el Padre, dio "el poder de ser hijos suyos a quienes le recibieron". Y esa sigue siendo la real y verdadera riqueza de la Iglesia y de los pobres del mundo: la Palabra que nos da el poder de ser coherederos del Reino de Dios que, con el Niño Jesús, vino hasta nosotros."
Propósito: Hoy daré gracias a Jesús por el don tan grande de sí mismo, por nosotros.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                         Miércoles. Diciembre 25 de 2013
J. RUIZ

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