miércoles, 4 de mayo de 2011

En el huerto: lugar de vida. -Reflexión-

Nosotros, al igual que Jesús, estamos
 llamados al encuentro con el Padre en el huerto.
En el relato de Pasión según San Juan, todo comienza y todo termina en el huerto: Jesús se entrega para dar al vida (Jn 18,1-11), es sepultado (Jn 19, 38-42), resucita y  aparece a María Magdalena (Jn 20, 11-18). De ese modo el huerto, símbolo de la vida, marca el comienzo y el final de la Pasión de Jesús, así como el comienzo de su nueva vida.
El huerto es sinónimo de vida. Según el Génesis Dios creó la humanidad y la colocó como centro de la creación en un huerto (Gen 2, 4b-25). Seducida por la serpiente, la humanidad fue expulsada de ese huerto – paraíso perdido, y salió de allí soñando con el día de regresar-. La narración de la Pasión muestra que Jesús vence la serpiente y abre el camino de regreso a ese huerto, símbolo del espíritu y de la vida en plenitud que Jesús comunica.
Jesús abandona la ciudad de Jerusalén y va al huerto. Es su éxodo (y el nuestro también) de la esclavitud hacia la libertad, de la muerte a la vida. El éxodo de Jesús recuerda el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento cuando, guiado por Moisés, salió de Egipto hacia la tierra de la libertad y de la vida. El Evangelio de Juan afirma que Jesús frecuentó varias veces ese huerto. Por otra parte, toda la vida de Él consistió en conducir a los pobres oprimidos al jardín de la libertad y de la vida, PUES DONDE ESTÁ JESUS, allí la vida se manifiesta.
El templo de Jerusalén era llamado simplemente “el lugar” donde Dios habitaba. Sin embargo, desde el comienzo del evangelio sabemos que Jesús es el huerto, de encuentro de Dios con la humanidad. Él es el nuevo “lugar” donde se manifiesta el amor fiel de Dios a nosotros. Hay que notar que, en el evangelio de Juan, Jesús no tiene “una casa” como en los otros evangelios. ¿Dónde habita Jesús? En las personas que luchan por al vida.
Judas sabe eso, conoce “el lugar”, pero allí no entra como discípulo. Él entra como “ladrón y asaltante” (Cfr. 10,1), liderando los soldados romanos y la policía del sanedrín. Él se convierte así en el líder de los que generan la muerte de los que luchan por la vida.

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