martes, 6 de febrero de 2018

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


"...En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: ¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?. Él les dijo: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. Les decía también: ¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas".
                                                                                                                 Marcos 7, 1-13

      El fundamentalista, el tradicionalista, no está siguiendo los preceptos de Dios.- Porque las tradiciones son normas humanas y transmitidas por humanos. Está bien seguirlas si contribuyen al orden y dan seguridad. Pero tenemos que saber que primero es lo que quiere Dios que cualquiera otra norma establecida por los hombres. Y a Dios debemos obedecerle, no por cumplir, sino porque le amamos. Y cuando uno ama, siempre quiere hacer lo que el amado quiere. Y, además, el amor hace que todo se haga más fácil y con alegría. La Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús, es la grandeza de las cosas pequeñas, sencillas, cotidianas y buenas de la vida. Lo que tenemos que hacer es aceptarlas, disfrutarlas y agradecerlas con el mismo cariño con que el Buen Dios las ha dispuesto para nosotros, sin olvidar que "nosotros" somos todos.
Propósito: Hoy daré gracias a Dios por todo lo bueno que, aunque talvez yo no me dé cuenta, hace diariamente por mí.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                Martes. Febrero 6 de 2018
J. RUIZ

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