viernes, 21 de agosto de 2015

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


La voz de la conciencia no se puede acallar sino haciendo lo que ella dice   "...En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos. Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera. Instigada por su madre, ella dijo: Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús".
                                                                         Mateo 14, 1-12
       Herodes sabía que hacía mal al tener encarcelado a Juan por los reproches que le hacía a su relación con la mujer del hermano. Su conciencia le decía que
el Bautista tenía razón. Pero como esa razón interfería con sus deseos no quería hacerle caso,prefiriendo vivir tratando de acomodar su conciencia a la mentira que le permitía seguir disfrutando de su lujuria. Pero Juan, que, según Jesús, era "el hombre más grande nacido de mujer", no transigía ni le temía a seguir repitiéndole la verdad y echándole en cara su mala vida, sin importarle las consecuencias. Hemos de imitar o, al menos, tratar de imitarle en su entereza en este mundo de hoy, en el que el modo de vida cristiano es tan cuestionado como obsoleto, tan pasado de moda, porque va contra la corriente de lo que la sociedad de hoy considera la forma como debe vivirse. Definitivamente el cristianismo, la vida evangélica, es contradicción. Pero no temamos, que Jesús no nos abandonará nunca y estará allí siempre para nosotros, cuando estemos cansados y afligidos, para aliviarnos con su corazón que es manso y humilde.
Propósito: Hoy haré una oración por los cristianos perseguidos, que cada vez son más numerosos.
                   ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                     Sábado. Agosto 1 de 2015
J. RUIZ

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