jueves, 25 de junio de 2015

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

 
 
El que habla con autoridad es porque sabe de lo que habla   "...En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?Y entonces les declararé: Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad! Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina. Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas".
                                                                             Mateo 7, 21-29
       Y Jesús sabía de lo que hablaba. Llevaba treinta años viviendo y ocupándose "de las cosas de mi Padre". Conocía bien lo que era el Reino de Dios, que Él vino a traer a la tierra, y lo que había qué hacer para llegar a él. Por eso la gente se admiraba cuando lo oía hablar y sentía la fuerza de sus palabras, porque éstas salían del corazón con la fuerza que les daba el haber sido vividas como experiencia personal. Así nosotros, si queremos que se nos crea y que nuestras palabras lleguen con energía y calor a los demás, debemos primero hacer de ellas una experiencia viva y personal en nuestro día a día y en el trato con los demás. Así iremos también construyendo sobre la base más firme que pueda existir: la Palabra eterna e inexorable de Dios que nunca dejará de cumplirse. Pueden, entonces venir todos los tornados, todas las borrascas y todos los vientos, y no la conmoverán porque sus cimientos son inamovibles.
Propósito: Hoy revisaré las "bases" de mi "construcción" para tomar nota de los "refuerzos" que me hacen falta.
                 ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                  Jueves. Junio 25 de 2015
J. RUIZ

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