sábado, 13 de junio de 2015

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

 
 
"Dulce Corazón de María, sed la salvación mía"   "...María y José iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Él les dijo: Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón".
                                                                                                              Lucas 2, 41-51
       Ayer fue la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y hoy es la del Corazón Inmaculado de María. Fiestas en que se celebra el amor. El amor inmenso, como nadie más lo ha tenido pero al cual todos tenemos que tratar de imitar, si queremos llegar un día a la Casa del Padre a disfrutar, con Jesús y con María, de la plenitud del  Amor total y por toda la eternidad. Mientras tanto el ejercicio para intentar acercarnos a él es con los demás: tratar de amar y servir a los otros como si de Jesús mismo se tratara. Es el mandamiento que él mismo nos dió, y que, como María con las cosas que iban pasando a su alrededor, debemos guardar y meditar en nuestro corazón, para hacerlas vida en nuestro diario acontecer. Y, aunque sabemos que Jesús nos busca siempre, pues no quiere que ninguna de sus ovejas se pierda, también debemos nosotros buscarle a Él cuando, como María, creemos que le hemos perdido en algún recodo de los caminos de la vida.
Propósito: Hoy repetiré, cada que lo recuerde: Dulce Corazón de María, sed la salvación mía.
Y, sobre todo, que no me deje "perder" de los dominios de su Hijo.
                    ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                     Sábado. Junio 13 de 2015
J. RUIZ

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