sábado, 27 de diciembre de 2014

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Entonces entró...y vio y creyó.   "...El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Observó los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vió y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos".
                                                                                                         Juan 20, 2-9
       Los mismos discípulos no habían podido entender lo de la resurrección de entre los muertos. Es que eso no es fácil: resucitar, volver a la vida...ni magia que se le pusiera. Jesús había resucitado ante sus discípulos a varias personas y, aunque tampoco era fácil, era un poco más entendible. Pero resucitarse a sí mismo...Pero, ayudado seguramente por la gracia misma de Dios, Juan, precisamente el más querido y el que más quería al Maestro, "entró...vio y creyó". Se hizo en ese momento la luz, no tanto en su mente, aun confundida, sino en su corazón que ya ardía por la falta de su presencia querida.  Ahora comprendieron claramente lo que poco después expresaría Pablo con palabras precisas: "Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana vuestra fe". En efecto:  si no hay vida después de la muerte ¿para qué nos preocupamos por ser buenos y por procurar el bien para los demás? La fe no es cuestión de la mente, es cuestión del corazón, apoyado, eso sí, por la razón. Con él podemos acercarnos al nacimiento de Jesús, que celebramos desde ayer, para "ver y creer", como los discípulos ante el sepulcro vacío.
Propósito: Hoy volveré a repetir: "Señor, aumenta mi fe y ayuda a mi incredulidad"
                 ¡FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                       Sábado. Diciembre 27 de 2014
J. RUIZ

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