martes, 3 de septiembre de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

Jesús en Nazaret
Con los ojos fijos en Jesús
   "...En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy. Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es éste el hijo de José? Él les dijo: Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria. Y añadió: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio. Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó". 
                                                                                                         Lucas 4, 16-30
       "Con los ojos fijos en Jesús". Así, dice Lucas, estaban los judíos en la Sinagoga de Nazaret aquel día. Estaban, seguramente, subyugados por la mirada suya, compasiva, misericordiosa y llena de gracia, derramándose sobre todo aquel que la implorara humildemente, confesándose necesitado. Así debemos estar nosotros hoy, pendientes siempre del rostro de los excluídos que nos muestran, en sus rasgos sufrientes, la presencia liberadora de Jesús. Porque sus palabras son de actualidad eterna. Son eternas porque fueron pronunciadas por un Dios eterno y son actuales porque Él hace que se cumplan en todos los tiempos. No apartemos los ojos del rostro bondadoso de Jesús y Él nos mostrará el camino y nos dará su mano en los pasos difíciles.
Propósito: Hoy procuraré tener a Jesús presente en todo momento y en toda circunstancia.
                             ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                              Lunes. Septiembre 2 de 2013
J. RUIZ

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