domingo, 11 de agosto de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

La vigilancia del hombre sabio
La vigilancia del hombre sabio
   "...En aquel tiempo dio Jesús a sus discípulos: No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. Dijo Pedro: Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos? Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: Mi señor tarda en venir, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más".
                                                                                             Lucas 12, 32-48
       Siguiendo la línea del domingo anterior Jesús trata de hacernos comprender la inutilidad y la vanidad de las riquezas materiales, y la necesidad de estar vigilantes para no dejarnos deslumbrar por el brillo ostentoso y atractivo con que tratan de atraernos. Tenemos que convencernos de que no somos mas que peregrinos que estamos de paso por este mundo, camino hacia un destino de verdadera trascendencia: el Reino de Dios. Y que allí, las monedas de bienes materiales, no circulan. Solamente el tesoro que logremos acumular de amor y servicio a Dios y a los demás, será tenido en cuenta. Es inevitable el tener algunas cosas, pocas o muchas, valiosas o no. Pero la cuestión está en no apegarnos a ellas, en ser conscientes de que no duran, y de que, la única manera de que adquieran algún valor verdadero y perdurable, es que sean compartidas y disfrutadas con quienes carecen de ellas.
Propósito: Hoy veré de compartir algo de lo que tenga con alguien.
                            ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                             Domingo. Agosto 11 de 2013
J. RUIZ

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