jueves, 29 de agosto de 2013

Domingo XXI del Tiempo ordinario. Ciclo C

Un camino de vida y otro de muerte

28 de agosto de 2013 a la(s) 16:19
  Los discípulos preguntan "cuándo" se producirá el retorno del Hijo del hombre y Jesús responde indicando "cómo" prepararse para ese retorno, qué hacer durante la espera (Mt 24,
3-4).
¿Qué dice Jesús respecto del modo de salvarnos? Dos cosas: una negativa, otra positiva; primero lo que no sirve y no basta, después lo que sí sirve para salvarse. No basta para salvarse el hecho de  pertenecer a determinado pueblo, a determinada raza o tradición, institución, aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador.
Por lo tanto para salvarse no basta ni siquiera el simple hecho de haber conocido a Jesús y pertenecer a la Iglesia: hace falta otra cosa.

Esa otra cosa es la que Jesús pretende revelar con las palabras sobre la "puerta estrecha". Estamos en la respuesta positiva, en lo que verdaderamente asegura la salvación que no es sino una decisión personal. Mateo contrapone dos caminos y dos puertas - una estrecha y otra ancha- que conducen respectivamente una a la vida y una a la muete. Hay dos caminos - leemos en la Didaché-, uno de la vida y otro de la muerte; la diferencia entre los dos caminos es grande: al camino de la vida le corresponden el amor a Dios y al prójimo, el bendecir a quien maldice, perdonar a quien te ofende, ser sincero, ser pobre; en suma los Mandamientos de Dios y las Bienaventuranzas de Jesús.
Al de la muerte le corresponden, por el contrario, la violencia, la hipocresía, la opresión del pobre, la mentira; en otras palabras, lo opuesto a los mandamaientos y a las bienaventuranzas.

Lo importante es atravesar la puerta estrecha, es decir, el empeño serio y personal por la búsqueda del Reino de Dios que es la única garantía que nos da la certeza de que se está en el camino que nos conduce a la luz de la salvación. Jesús ha repetido muchas veces este concepto: "No todos los que me dicen Señor, Señor, entrarán en el Reino de los cielos, sino aquel que hace la voluntad de mi Padre".
 Finalmente al Reino de Dios son admitidos todos los justos de la tierra que han luchado, amado y se han esforzado por su fe con sinceridad de corazón.

J. RUIZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario