domingo, 14 de julio de 2013

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


¿Quién es buen samaritano?
¿Quién es buen samaritano?
    "...Se levantó un legista, y dijo a Jesús, para ponerle a prueba: Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? Respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Díjole entonces: Bien has respondido. Haz eso y vivirás. Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién es mi prójimo? Jesús respondió: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? Él dijo: El que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo: Vete y haz tú lo mismo". 
                                               Lucas 10, 25-37
       "La cultura del bienestar nos ha hecho insensibles a los gritos de los otros. Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, la globalización de la indiferencia nos sacó la capacidad de llorar". (Papa Francisco, en Lampedusa). Una Iglesia "Samaritana", debe ser la respuesta a esa indiferencia globalizada. Y la Iglesia somos nosotros. Nosotros somos quienes debemos aprender a ser samaritanos, manifestando nuestro amor a los demás en obras, no "pasando de largo", con indiferencia, ante las necesidades del prójimo. Pero ¿quién es nuestro prójimo? No sólo nuestros familiares y amigos más cercanos, sino, principalmente, nuestros enemigos, los que parecieran estar más alejados, como lo enseñó Jesús en la parábola de hoy, y como lo hizo realidad nuestro próximamente santo, Juan Pablo II, en el relato siguiente:
"Edith Zirer es una mujer judía que vive en las afueras de Jaifa. Cuenta cómo fue liberada del campo de concentración de Auschwitz cuando tenía 13 años de edad. Había pasado allí tres. "Era una gélida mañana de invierno de 1945, dos días después de la liberación -nos narra-. Llegué a una pequeña estación ferroviaria entre Czestochowa y Cracovia. Me eché en un rincón de una gran sala donde había docenas de prófugos, todavía con el traje a rayas de los campos de exterminio. Él me vio. Vino con una gran taza de té, la primera bebida caliente que probaba en varias semanas. Después me trajo un bocadillo de queso, hecho con un pan negro, exquisito. Yo no quería comer. Estaba demasiado cansada. Me obligó. Luego me dijo que tenía que caminar para poder subir al tren. Lo intenté, pero me caí al suelo. Entonces me tomó en sus brazos y me llevó durante mucho tiempo, kilómetros, a cuestas, mientras caía la nieve. Recuerdo su chaqueta de color marrón y su voz tranquila que me contaba la muerte de sus padres, de su hermano, y me decía que también él sufría, pero que era necesario no dejarse vencer por el dolor y combatir para vivir con esperanza. Su nombre se me quedó grabado para siempre en mi memoria: Karol Wojtyla. Quisiera hoy darle un "gracias" desde lo más profundo de mi corazón".
Propósito: Hoy procuraré no ser indiferente ante alguien necesitado que se cruce en mi camino.
                 ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                      Domingo. Julio 14 de 2013
J. RUIZ

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