lunes, 9 de octubre de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

   "...En aquel tiempo se levantó un legista, y dijo para poner Jesús a prueba: Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? Respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Díjole entonces: Bien has respondido. Haz eso y vivirás. Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién es mi prójimo? Jesús respondió: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? El dijo: El que practicó la misericordia con él. Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo".
                                                                              Lucas 10, 25-37
      Bueno, ¿y qué es lo que hay que hacer para tener derecho a la vida eterna?.- Fácil: practicar la misericordia con el prójimo. No tenemos que ponernos a ir hasta los villorrios abandonados de África, sino ser capaces de "mirar con el corazón" a los que están a nuestro lado, muchas veces hambrientos, o enfermos, o abandonados, en una palabra,excluídos. Y entonces poner a su disposición lo que tengamos, mucho o poco, sin ninguna condición, y nuestro tiempo; es decir, entregarnos al otro, como lo hizo el Buen Samaritano de la historia que hoy nos cuenta Jesús, quien, sin detenerse a investigar quién era el necesitado, ni porqué estaba en esas condiciones, lo "ve", como no hicieron ni el sacerdote ni el levita, "con entrañas de misericordia". Su tiempo, su caballo, su dinero, los puso al servicio del que lo necesitaba. Es lo que hay que hacer: "Vete y haz tú lo mismo". Y como estrategia para lograrlo tenemos la oración. Como dijo alguien: "al templo entramos para amar a Dios, y debemos salir amando al prójimo".
Propósito: Hoy trataré de "ver" a mi prójimo y de ayudarle en lo que pueda en el momento.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO!
                                                                           Lunes. Octubre 9 de 2017
J. RUIZ 

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