"...En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: ¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros".
Lucas 11, 37-41
Lo que vale la pena tener limpio es el espíritu y el corazón, y estos no comen de lo "políticamente correcto" ni del "qué dirán".- Preocupémonos, entonces, porque primero brille nuestro interior, que lo que no pasa de ser una simple apariencia para mostrar a los demás. "De lo que abunda el corazón, hablan los labios". Si la transparencia y la limpieza caracterizan nuestro espíritu, nuestro interior, seguramente se verá reflejado en el trato con nuestros semejantes. Y, según Jesús, la limosna es la mejor manera de purificar todo, hasta las apariencias, para que todo, interior y exterior, luzca resplandeciente de limpieza.
Propósito: Hoy exhibiré con orgullo mi marca de cristiano, sin pena ni temor al "qué dirán".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Octubre 17 de 2017
J. RUIZ
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