miércoles, 14 de junio de 2017

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA

   "...Jesús continuaba diciendo: No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos".
                           Mateo 5, 17-19 
      La Ley de Dios es la manifestación de su amor hacia nosotros.- Y por eso envió a su propio Hijo, que es su Palabra hecha carne, para que nos enseñara a cumplirla, dando testimonio, con su propia vida, de ese amor. Y, como todo lo de Dios es inexorable, también su Ley. Por ello, se cumplirá hasta la última coma de la misma. Y cumplir esa Ley, obedecer sus mandamientos, es la manifestación de nuestro amor hacia Él. Si cumplimos sus mandamientos, es señal de que le amamos, y, entonces, esos mandamientos dejan de ser pesados: el amor todo lo hace fácil. Leamos las Escrituras, meditemos en ellas, ojalá diariamente, para que estemos al tanto de su Palabra y la comprendamos cada día mejor y así podamos vivirla más plenamente.
Propósito: Hoy pensaré en los  Diez Mandamientos como expresión del amor de Dios hacia mí.
                     ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                        Miércoles. Junio 14 de 2017
J. RUIZ

                 ORACIÓN
En el alma, Señor, una caricia tuya,
un beso de tu amor y una sonrisa,
para llenar mi vida de ambiciones,
tu ambición y tu gloria, y tu alegría,
tu alegría, Señor, que yo entreveo
cuando te siento sembrador de amores,
porque sólo por mí creaste el cielo
y sólo para mí nacen las flores.
Mi juventud es tuya, tú lo sabes,
tuyas mis esperanzas y mis sueños;
por ti, Señor, desgastaré mi vida
hasta hacerte querer del mundo entero.

Gracias, Señor, porque tu amor es mío,
por haberme admitido en tu servicio,
por tener en el alma tu sonrisa;
te seguiré, Señor, por donde quieras,
con la paz de tu amor en la mirada
y tendré el corazón hecho de hoguera
para abrasar al mundo con tus llamas.
Yo no nací sino para quereros,
mi alma os ha cortado a su medida,
por hábito del alma misma os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos
por Vos nací, por Vos tengo la vida,
por Vos he de morir y por Vos muero.
(Garcilaso de la Vega

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