"...Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió Natanael: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
Juan 1, 47-51
Los ángeles son nuestros maestros en el arte de servir a los demás, lo que es servir a Dios. Los ángeles son seres extraordinarios y maravillosos al servicio incondicional del Padre. Y Él, en su infinita misericordia, los ha puesto también a nuestro servicio, para que nos sirvan de guías, de mensajeros y de defensores en todo lo que tiene que ver con nuestra dedicación a la proclamación y sostenimiento del Reino que Jesús vivo a implantar entre nosotros. La Sagrada Escritura nos da cuenta de varias de sus actuaciones específicas en determinados momentos de la historia de la Salvación. Y en la actualidad ¡cuántas veces no vemos o conocemos testimonios de cosas maravillosas que ocurren a diario y que no alcanzamos a explicarnos a la luz de la sola razón! Es que, nosotros solos, no somos capaces de muchas cosas. Pero la mano amorosa del Padre se deja sentir siempre cuidándonos y protegiéndonos por medio de sus servidores más leales y celosos. Tengámoslos siempre presentes.
Propósito: Hoy recordaré aquella hermosa oración al ángel de la guarda que todas nuestras madres nos enseñaron: "Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche, ni de día".
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Jueves. Septiembre 29 de 2016
J. RUIZ
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