miércoles, 24 de abril de 2019

UN TIEMPITO PARA DIOS Y SU PALABRA


   "...El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: ¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?. Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?. Él les preguntó: ¿Qué cosa?. Ellos les respondieron: Lo de Jesús el Nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?. Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer. Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: ¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!. Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan".
                                   Lucas 24, 13-35
      La Eucaristía, que la Iglesia nos recuerda en estos días, es la base en que se apoya la Nueva Presencia de Jesús entre nosotros.- En aquel camino de Emaús, la conversación, la explicación de las Escrituras, el compartir el pan, abren el camino a la iluminación del espíritu de sus discípulos, que, al fin, comprenden: "¡De veras es Él, ha resucitado!". Y aunque Él desaparece, ya no importa, ya ellos vieron, oyeron y creyeron. y la alegría se apoderó de ellos y los hizo salir a proclamar a los cuatro vientos la realidad de su Resurrección y de su Permanencia entre nosotros, especialmente al compartir el pan con las comunidades. Y el paralítico que cura Pedro en nombre de Cristo, es como un símbolo de la sanación de nuestras "parálisis" que nos hace mover, que nos hace saltar y poner en movimiento hacia una vida nueva de fe, amor y paz.
Propósito: Hoy de nuevo pediré al Señor que aumente mi fe y ayude a mi incredulidad.
                        ¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
                                                                            Miércoles. Abril 24 de 2019
J. RUIZ 

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