"...En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas".
Mateo 6, 7-15
La Palabra de Dios es poderosa: nunca vuelve a Él sin haber actuado.- Así dice la primera lectura de hoy. Y en el Evangelio de Mateo Jesús mismo nos enseña la mejor manera de dirigirnos a Él: pocas palabras, porque ese Padre maravilloso que es Dios, y a quien va dirigida nuestra oración, ya sabe desde siempre lo que cada uno de nosotros necesitamos; reconocimiento y deseo expreso de que reine en nosotros con todo su poder y peticiones de lo básico para nosotros y para todos los hermanos. Y, sobre todo, nuestra promesa explícita de nuestro perdón a todos de cualquier molestia que nos puedan causar, para que Él nos pueda perdonar a nosotros nuestras continuas faltas. Y todo con la humildad de quien sabe que es culpable y de que es "un siervo inútil" que, por sí solo, nada puede, y con la esperanza de quien sabe que siempre será escuchado.
Propósito: Hoy veré qué es lo que me es más difícil de perdonar a los que están a mi alrededor.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Marzo 12 de 2019
J. RUIZ
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