"...Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo a Jesús: ¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios! Él le respondió: Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: Venid, que ya está todo preparado. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses. Y otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses. Otro dijo: Me he casado, y por eso no puedo ir. Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos. Dijo el siervo: Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio. Dijo el señor al siervo: Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena".Lucas 14, 15-24
Tenemos que tomar conciencia de la gratuidad de la salvación.- No es un negocio con Dios: "yo hago esto (voy a misa) y Tú me salvas". No. La salvación, nuestra salvación, es un don de Dios, debido sólo a su bondad y a su infinita misericordia. Porque la salvación es algo tan grande que "ni el ojo vio ni el oído oyó lo que el Señor tiene preparado para los que le aman", y, por lo tanto, no tendríamos, ninguno, con qué comprarlo, con qué negociarlo. Pensemos en esto y veamos si somos capaces de seguir inventando excusas para no ir al banquete, en lugar de sentirnos alegres y felices por semejante privilegio.
Propósito: Hoy trataré de ser consciente del privilegio de la salvación que Jesús me ofrece completamente gratis, solamente por mi asentimiento.
¡ FELIZ DÍA, JESÚS VIVE Y YO LO CREO Y LO PROCLAMO !
Martes. Noviembre 6 de 2018
J. RUIZ
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